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Hábitos Saludables para Combatir la Cefalea

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La cefalea (dolor de cabeza) es una de las dolencias más frecuentes en la sociedad. ¿Quién no ha sufrido alguna vez un dolor de cabeza? Pero no por ello hay que dejar que nos atormente. Existen recomendaciones que te ayudarán a mitigarla.

El diagnóstico correcto y el adecuado tratamiento de la cefalea es uno de los desafíos más severos a los que se enfrenta la medicina.

En efecto, entre el 85 y 90% de la población ha vivido un episodio de cefalea en el último año, según estima la Sociedad Española de Neurología (SEN). Además, es el principal motivo de consulta en esta especialidad y afecta en mayor medida a las mujeres (en concreto, al 92% de la población femenina frente al 73% de la masculina). Además, padecen migraña o jaqueca, sobre todo, personas de entre 20 y 30 años, en plena edad laboral. Y si la padecen aproximadamente 3’5 millones de españoles, de éstos, más de 1 millón la sufren de forma crónica, es decir, tienen dolor de cabeza durante más de 15 días al mes.

¿Cuántos dolores de cabeza hay?

Existen numerosos tipos distintos de cefalea que conviene diferenciar. Las más destacables son:

  • Migraña. Es una enfermedad crónica de causa no claramente conocida, atribuida clásicamente a procesos de alteración de los vasos sanguíneos cerebrales, que se manifiesta por crisis o ataques repetitivos de cefalea, que suelen tener unas ciertas características en cuanto a su duración (entre 4 y 72 horas), tipo de dolor (pulsátil o “palpitante”) o existencia de molestias con la luz (fotofobia) o el ruido (sonofobia), entre otros aspectos. Suele tener una localización frontal o temporal (a ambos costados del cráneo), o retro-ocular (detrás de los ojos) y puede acompañarse de náuseas, vómitos, mareos de tipo vertiginoso… Las migrañas a su vez se subdividen en:
    • Migraña sin aura (80% de los casos).
    • Migraña con aura: el aura es un “aviso” que puede ocurrir desde varias horas a dos días antes del inicio del dolor de cabeza y dura menos de 60 minutos, dejando paso a la aparición del propio dolor de cabeza. Un ejemplo de “aura” sería la visión de una luz en forma de zig-zag que se va abriendo a medida que migra del centro del campo visual a la periferia del mismo para, finalmente, desaparecer. Destacar que el aura puede ser muy escandalosa, pero en la gran mayoría de las veces se trata de procesos de disfunción neural y vascular benignos.
  • Cefalea tensional. Este tipo de dolor de cabeza es causado por tensión muscular en los hombros, el cuello, el cuero cabelludo y la mandíbula. Puede estar relacionado con el estrés, la depresión, la ansiedad, un traumatismo craneal o por tener la cabeza y el cuello en una posición mantenida y poco adecuada. Tiende a darse en ambos lados de la cabeza, pero a menudo comienza en la parte posterior y se propaga hacia adelante, hacia la zona frontal. El dolor puede ser sordo u opresivo, como una banda apretada y es posible que vaya acompañado de dolor y rigidez en los hombros, cuello y/o mandíbula, con hipersensibilidad a la palpación en la exploración física.
  • Cefalea en racimos. Se caracteriza por dolores muy severos estrictamente unilaterales (sólo un costado facial) en región frontal y alrededor del ojo, con una duración de 15 minutos a tres horas, asociados a enrojecimiento ocular o cutáneo-facial, lagrimeo, congestión nasal, sensación de taponamiento de oídos, sudoración frontal o facial, inquietud o agitación…
  • Cefalea numular. Es un dolor continuo de leve a moderada intensidad, presente en una zona bien delimitada, de pequeño tamaño y forma circular o elíptica de la cabeza. El patrón temporal es variable, y se han descrito remisiones espontáneas y exacerbaciones dolorosas.
  • Otros. Puede ser una cefalea atribuida a traumatismos cráneoencefálicos, a trastornos intracraneales vasculares y no vasculares, cefaleas atribuidas a infección sinusal, a administración/supresión de una sustancia, cefalea secundaria a trastorno psiquiátrico… entre otros múltiples ejemplos.

¿Cuál es su causa?

No por su elevada frecuencia de aparición está más clara su causa. En la actualidad, el diagnóstico correcto y el adecuado tratamiento es uno de los desafíos más severos a los que se enfrenta la medicina.

En muchas ocasiones, el dolor de cabeza tiene una causa bastante simple, como por ejemplo el hecho de haber trasnochado demasiado, haber ingerido más cantidad de alcohol de la deseable, haber pasado excesivo tiempo expuesto al sol o el estrés ante un examen importante, pero en otras ocasiones es un problema más complejo. Conocer los factores que se considera que predisponen a sufrir una cefalea puede ayudar a evitarla:

  • Genética: muchas personas que sufren migraña cuentan con antecedentes familiares que también la padecen. Los niños también la pueden sufrir.
  • Cambios hormonales: esto explica que, en determinadas etapas de la vida, la migraña sea más común, como es el caso de la etapa de pubertad-adolescencia o durante el periodo menstrual. También puede estar influenciado por la toma de medicación anticonceptiva.
  • Determinados alimentos: alimentos excitantes como el chocolate; alimentos con tiramina como el vino tinto, quesos curados, pescados ahumados o ciertas legumbres; carnes con nitratos o lácteos son algunos ejemplos.
  • Cambios en el ciclo del sueño.
  • Estrés: se pueden producir dolores de cabeza durante la crisis de estrés o, incluso, cuando éste ya ha pasado, apareciendo dolores de cabeza post-estrés.
  • Otros factores: cambios de altitud, de clima, oscilaciones bruscas de temperatura, exposición a luces u olores intensos, deshidratación corporal…

Decálogo de estrategias de vida saludable para combatir la cefalea

  • Óptimo descanso. las cefaleas pueden ser la consecuencia de un trastorno del sueño, que puede tratarse. Se trata de dormir las horas suficientes durante la noche (si es posible, ocho horas al día), pero también de garantizar que ese tiempo se invierta en un sueño de calidad. Descansa en una habitación tranquila y oscura y adopta hábitos para descansar bien.
  • Alimentación saludable.
  • Suficiente hidratación corporal, lo que implica beber agua frecuentemente a lo largo del día.
  • Practicar ejercicio físico regularmente. Es el mejor remedio contra el dolor. No sólo atenúa el estrés, sino que rebaja tensiones posturales y mejora la circulación. Además, las endorfinas que se liberan durante el ejercicio físico actúan como una anestesia natural, con un efecto similar al de la morfina.
  • Evadirse. Uno de los objetivos principales para dar carpetazo a la jaqueca es reducir el estrés, aunque sean 10 minutos tan sólo al día. Es posible buscar un momento para ti, meditar o realizar alguna actividad que te guste. Aprender a gestionar el tiempo te ayudará a elevar tu nivel de satisfacción personal.
  • Masajes y aceites esenciales. En las cefaleas provocadas por tensiones musculares o vasculares, los masajes pueden ser útiles para aliviar tensiones en una zona concreta. Los aceites esenciales de menta, albahaca o romero también ayudan a combatir el dolor, y esta propiedad los convierte en un complemento ideal tanto para un masaje como para una actividad de relajación.
  • Práctica de yoga. Algunas posturas de esta modalidad han sido descritas como beneficiosas para el tratamiento del dolor de cabeza. Cabe destacar también el taichí o el mindfulness.
  • Acupuntura e hipnosis. De entre las terapias alternativas, estas dos son las más utilizadas para combatir las cefaleas. No obstante, la SEN advierte de la dificultad para determinar la efectividad real de estas técnicas.
  • Uso del jenjibre. Este producto, al cual se le atribuyen propiedades antiinflamatorias, puede ser útil en el tratamiento de las cefaleas causadas por el estrés. Se puede tomar en forma de infusión, a la que puedes añadirle miel y/o limón.
  • Fármacos. Analgésicos como el paracetamol, el ibuprofeno o el metamizol se usan de forma recurrente para calmar el dolor de cabeza. No obstante, se aconseja que se consulte al médico para que indique la opción más adecuada en cada caso, pues la automedicación puede comportar problemas sobreañadidos.  Existen otros grupos específicos de medicamentos para el tratamiento de la migraña (siempre bajo supervisión médica) como son los “triptantes”, los antidepresivos, los anticonvulsivos o los antihipertensivos, entre otros. Una medida no farmacológica que puede ayudarte, puede ser, por ejemplo, la aplicación de paños fríos sobre la cabeza durante las crisis.

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