Al llegar la noche y haber finalizado con nuestro cometido del día, muchos deseamos poder iniciar un estado de descanso y desconexión, dejándonos llevar por el dulce sueño. Sin embargo, para algunos se convierte en una pesadilla debido a que sufren insomnio.
El insomnio es el trastorno de sueño más frecuente en nuestra sociedad. Quien lo sufre tener problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido. Tanto la calidad como la duración del sueño son bastante bajas e interfieren significativamente en la vida cotidiana de la persona, provocándole fatiga, ansiedad, disminución del grado de alerta, somnolencia diurna… situaciones que pueden llegar a provocar accidentes domésticos o laborales.
Las causas del insomnio pueden ser de índole muy diversa y, en ocasiones, no se presentan de forma aislada. El conocimiento de la etiología del insomnio será necesario para tratarlo adecuadamente. Existen múltiples formas de clasificar el insomnio, pero a efectos prácticos lo clasificaremos según su origen:
El insomnio también se relaciona con la edad. El trastorno del sueño infantil es el más frecuente y puede afectar desde a lactantes hasta a niños de 5-6 años. Normalmente, la causa es una deficiente adquisición del hábito del sueño. Por otra parte, la edad avanzada conlleva también una alteración de los ciclos de sueño haciéndola menos reparadora.
Como hemos podido percibir el insomnio es un cuadro bastante complejo por lo que dificulta encontrar un tratamiento efectivo. Antes de contemplar cualquier medida farmacológica, deberá realizarse un buen estudio inicial para detectar todas las posibles causas que lo originan.
El tratamiento del insomnio debe estar siempre enfocado hacia la eliminación de las causas que lo provocan mediante un cambio de estilo de vida y adoptando las llamadas medidas higiénicas del sueño, llegando si fuese necesario al tratamiento farmacológico, siempre con la supervisión de un facultativo.
Las medidas de higiene del sueño hacen referencia a aquellos hábitos saludables que nos ayudan a tener una rutina sana de sueño, evitando aquellas actividades o elementos que lo dificultan, y potenciando aquellos que lo facilita. Son el denominador común de toda intervención terapéutica utilizada para los trastornos del sueño. Las recomendaciones indicadas por los expertos, para conseguir un sueño reparador son:
La actividad física en los casos de insomnio puede ser interesante, especialmente si se hace en la “dosis” y la intensidad adecuada. El ejercicio físico de intensidad moderada favorece la descarga de tensiones y la relajación muscular, ayudando a la conciliación. Pero realizar una actividad física muy “energética” y con movimientos muy activos como baile, aeróbic… a última hora de la tarde/noche (21 o 22 h) puede generar un estado de excitación en algunos individuos que les impida dormir. Cabe encontrar el ejercicio adecuado para cada caso y las horas de su realización.
Por otra parte, son muy recomendables las técnicas de relajación (respiración abdominal, yoga) o las artes marciales energéticas (qi qong, tai chi). En general, reducen la exaltación mental y física, por lo que son muy útiles para quienes padecen hiperexcitabilidad durante el día o la noche.
Otro factor más a tener en cuenta en el abordaje del insomnio es la alimentación. Se sabe muy bien que determinados hábitos dietéticos pueden influenciar en la calidad del sueño, bien sea favoreciendo su conciliación o dificultando el descanso. Si parte de la causa del insomnio es dietética se deberán tener en cuenta los siguientes ítems:
Respecto a la cena:
Alimentos y sustancias que dificultan el sueño:
Alimentos y nutrientes que favorecen el sueño: