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Entrenamiento Funcional: Características

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Mejorar la fuerza, la movilidad, la coordinación… Todas estas cualidades, y otras más, pueden mejorarse con el entrenamiento funcional. Te explicamos cómo.
El entrenamiento funcional no sólo es importante para que el movimiento sea el adecuado, sino también para conseguir un mejor rendimiento deportivo.

Cuando nos movemos y realizamos las actividades diarias utilizamos diferentes músculos y articulaciones. Y es así porque cada uno de ellos tiene una función, sea la de levantar un brazo, girar el tronco o ladear la cabeza. Estos diferentes movimientos los podemos realizar en nuestro trabajo y en nuestro día a día en las actividades más cotidianas, pero también al practicar un deporte, y es que el cuerpo se adapta a las necesidades de la persona y del momento. No será la misma técnica ni tendrá las mismas necesidades un lanzador de jabalina que un reponedor de un supermercado, pero sí que para conseguir su objetivo van a necesitar de movimientos concretos de sus brazos, por ejemplo.

Entrenar de manera específica no sólo es importante para que el movimiento sea el adecuado, sino también para conseguir un mejor rendimiento deportivo. Es por ello que este tipo de entrenamiento, aunque hace mucho que los deportistas profesionales ya lo tenían como parte de su rutina, se ha ido acercando al público más amateur.

Nuestro cuerpo requiere de la implicación de músculos y articulaciones, es decir, del aparato locomotor y del sistema nervioso, para poder ejecutar acciones. Cada acción estará supeditada a los conocimientos que tengamos para ello, así como la capacidad con la que contemos, tanto a nivel físico como a nivel mental. Los movimientos son naturales, pero también deben aprenderse y más cuando el objetivo es concreto. En un solo movimiento intervienen distintos elementos, y todos ellos deben trabajar para conseguir una función determinada. Por un lado, tendremos los elementos más anatómicos y, por otro las propias capacidades, que pueden mejorarse. Entrenar aquello en lo que flojeamos es conveniente para mejorar, pero no siempre somos conscientes de que tenemos ciertas carencias. De ahí la necesidad de entrada de conocernos, para establecer cuál será el punto de partida.

¿En qué consiste?

Se trata de trabajar distintas cadenas musculares en un solo movimiento, además de aquellas capacidades motrices que intervienen en dicha acción para conseguir beneficios más amplios. Realizar movimientos complejos estudiados y no solos aislados, porque si lo pensamos nuestro cuerpo difícilmente mueve un solo musculo o articulación, nos movemos de manera global. Es un entrenamiento integrativo que como ya hemos comentado, puede mejorar el rendimiento deportivo pero también tiene como objetivo evitar o reducir el riesgo de lesiones. Si nuestro organismo está más fuerte, tiene mayor capacidad de coordinación o de resistencia, las lesiones serán menores y por tanto obtendremos mejores resultados.

Al principio, se recomienda que un profesional supervise los entrenamientos. Son rutinas que requieren de un conocimiento del cuerpo y las necesidades individuales, de los movimientos y de las diferentes opciones que pueden utilizarse. Actualmente existen múltiples opciones en cuanto a material se refiere. Cintas o gomas elásticas, kettelbells o el bosu son materiales que un entrenador puede incluir en su programa, cada uno de ellos con una finalidad:

  • Con las gomas, aunque puede parecer que tienen poco potencial, pasa todo lo contrario. Con ellas puedes hacer trabajo de fuerza, coordinación o equilibrio, con un riesgo bajo. El profesional puede pautar una multitud de ejercicios distintos, centrados en diferentes objetivos y con cierta tranquilidad ya que es difícil que una goma pueda ocasionar problemas, sobre todo para el principiante que desconoce según que movimientos o aún no tiene la destreza suficiente para trabajar con pesos.
  • Las kettelbells son pesos libres con los que se pueden hacer movimientos amplios con un peso que añade complejidad a esa acción. Al tener un agarre puede facilitar el ejercicio y evitar desplazamientos del peso.
  • El bosu es una semiesfera que da “mucho juego”. Inicialmente trabajar el equilibrio es la esencia de este accesorio. La propiocepción (conseguir un equilibrio adecuado trabajando sobre una superficie inestable) obliga a muchas estructuras corporales a activarse. Desde la musculatura de la planta del pie pasando por las extremidades inferiores y el “core” deben trabajar al unísono para evitar la caída.

Además de incorporar material a una rutina de entrenamiento, el propio cuerpo del deportista es todo un “gimnasio” ya que el peso y la anatomía del individuo ya le obligan a gestionar muchas capacidades. Zancadas, saltos, sentadillas o planchas, entre otras, son alternativas a tener en cuenta en un entrenamiento funcional.

El entrenamiento funcional en rehabilitación

Hemos mencionado que este tipo de entrenamiento puede ayudar a minimizar el riesgo de lesión, pero respecto a las lesiones cabe destacar que los profesionales de la rehabilitación hace ya mucho tiempo que lo incorporan a sus sesiones. Una lesión puede venir derivada de un problema deportivo o laboral pero el resultado es una incapacidad para llevar a cabo uno o varios movimientos por lo que habrá que trabajar de manera específica para conseguir la normalidad de nuevo. Para ello, de la misma manera que conviene conocer cuál es el movimiento que requiere un deportista para mejorar su rendimiento, debe conocerse para recuperar ese movimiento esencial y ese es el objetivo del profesional de la rehabilitación.