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En Qué Consiste una Colposcopia

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Colposcopia consiste en mirar (scopia) la vagina (kolpos), y se indica cuando el laboratorio nos informa de algún tipo de lesión en las células analizadas en la citología cervicovaginal y queremos observar la vagina y el cuello uterino en busca de alguna zona que nos parezca anormal.

Para poder realizar la colposcopia necesitamos un colposcopio, que es una lente binocular de aumento con luz, en ocasiones conectada a una pantalla, para que tanto el médico como la paciente lo puedan observar.

Citología alterada

Si al analizar la muestra de una citología, las células cervicales son anormales, es decir, presentan rasgos “atípicos” (cambios en su forma, las proporciones del núcleo, la coloración que adquieren a la tinción…), hay que descartar que estos cambios los haya causado una infección de transmisión sexual por el virus del Papiloma Humano (VHP), en concreto por unos tipos de más de 200 distintos que causan infecciones genitales y alteraciones citológicas. Algunos de ellos tienen el potencial de ir afectando las células cervicales haciendo que esas atipias sean cada vez más severas (las atipias pueden ser en grado leve, moderado o severo), y sin intervención médica, con los años, pueden llegar a convertirse en un cáncer.

En qué consiste

Ante una citología con un diagnóstico de sospecha de una infección por VPH hay que estudiar mejor el cuello uterino, y la prueba que nos permite hacerlo es la colposcopia: consiste en observar el cérvix o cuello uterino con un microscopio, y hacer un rastreo de toda su superficie y de los fondos vaginales para intentar localizar una zona de lesión. La citología “arrastra” células de la superficie del cuello, pero cuando encontramos algunas células alteradas no sabemos si son de una zona amplia del cuello o muy pequeña, si están en la parte anterior o posterior… La colposcopia nos permitirá identificar qué grado de severidad tiene la lesión, qué parte del cérvix está afectada, si es una afectación amplia o muy limitada, y la localización exacta de la lesión, lo cual nos posibilitará monitorizar la lesión y evaluarla en futuras exploraciones y saber si mejora o empeora, si aumenta en superficie o disminuye.

Cómo se realiza

Para poder realizarla, necesitamos un colposcopio, que es una lente binocular de aumento con luz, en ocasiones conectada a una pantalla, para que tanto el médico como la paciente lo puedan observar. Para ayudarnos a localizar si existe una zona de lesión utilizamos unos líquidos que hacen resaltar las lesiones: primero se mira el cuello sin ninguna preparación, así a veces ya es posible observar zonas patológicas, y después se aplica con un algodón o gasa ácido acético, una sustancia líquida transparente que tiene la cualidad de hacer volver blancas las zonas rosadas que están afectadas por el VPH y delimitarlas mejor. Finalmente, se aplica un segundo y último líquido, que se llama lugol, de color marrón oscuro, que tiene la cualidad de teñir de marrón toda la mucosa sana de la vagina y de la parte externa del cuello y en cambio no tiñe, o sólo levemente, las zonas lesionadas. Es decir, estos dos reactivos nos hacen el “positivo” y el “negativo” de una foto y nos ayudan en su identificación. Según la severidad de los cambios observados y el grado de intensidad en que se tiñe con acético, o “no tiñe” con lugol, ya nos orientan sobre si la lesión es de grado leve, moderado o severo, y además podemos coger una pequeña muestra dirigida de la zona que nos parece que tiene los cambios más acusados para biopsia.

¿ES MOLESTA?

La colposcopia es una prueba indolora, completamente ambulatoria y que no necesita de ninguna preparación. Si hay que hacer una pequeña biopsia tampoco hace falta nada especial. Alguna mujer nota un momento de molestia como un pinchazo, pero la mayoría no perciben ni eso, la verdad es que el cérvix uterino se deja biopsiar sin demasiada molestia.

El resultado de esta biopsia es muy importante porque a la hora de interpretar los resultados no tiene nada que ver analizar las células que se han querido desprender de la superficie (citología) con analizar un fragmento completo en tres dimensiones, desde la superficie a la profundidad, y poder interpretar toda la arquitectura del tejido. Podemos obtener mucha más información de los cambios observados y de hasta qué profundidad afectan.

Zona de transformación

La colposcopia tiene la finalidad de comprobar toda la parte visible de cérvix uterino y paredes vaginales para descartar patología, pero hay una zona especialmente sensible, donde el VPH tiene especial predilección por instalarse y donde tiene más capacidad de hacer daño, que se llama zona de transformación (ZT). ¿Por qué es tan importante o distinta esta zona? Pues porque tal y como su nombre indica es una zona de transición entre un recubrimiento (epitelio) de un tipo y otro de otro. Me gusta poner un ejemplo que hace más fácil entenderlo: la piel que recubre la cara es seca, del color de la piel… y la del interior de la boca es muy distinta: rosada, mojada… Los epitelios que recubren la mucosa oral y la piel son muy diferentes y entre ellos hay una zona de transición, que son los labios, que no son ni secos ni mojados… de características intermedias.

Pues en el cuello ocurre lo mismo, el epitelio de la parte externa y que se continua con la vagina tiene el mismo aspecto que el de la vagina, pero el del interior del canal que se continúa con el del interior del útero es muy distinto, y confluyen a nivel de la zona exterior del cérvix. Esa zona es especialmente delicada, pues al tener sus células la capacidad camaleónica de poder transformarse en un tipo de epitelio o en el otro también tienen una susceptibilidad especial para transformarse en un cáncer si se dan los factores predisponentes necesarios.

Así que al hacer una colposcopia la zona más importante de revisar es ésta, y en ocasiones no es visible pues queda oculta en el interior del canal que se introduce hacia el interior uterino. En esos casos se dice que la colposcopia no es satisfactoria, lo cual no significa que no esté bien, sino que no vemos suficiente como para darla por buena. Estas pacientes son más difíciles de controlar y les tenemos que ofrecer alternativas según su problema específico.

La colposcopia es una prueba sencilla, cómoda y económica que nos puede permitir prevenir un cáncer, por el hecho de que el cérvix es un órgano fácilmente accesible… ¡Ojalá todos los órganos fueran tan fáciles de vigilar!