Succionar la grasa. En esto consiste la liposucción, un procedimiento quirúrgico en el que se utiliza una técnica de succión para eliminar la grasa de áreas específicas del cuerpo, como el abdomen, las caderas, los muslos, los glúteos, los brazos o el cuello. Debe llevarse a cabo por un cirujano plástico, en un ambiente estéril quirúrgico, y puede realizarse con anestesia local o, preferiblemente, general.
No se considera un método general, ni una alternativa para bajar de peso. Es un proceso complementario que ayuda a eliminar la grasa localizada que no puede combatirse con ejercicio y dieta. Siempre recomiendo a mis pacientes que después de realizar el procedimiento ayuden a mantener los resultados con una dieta variada y controlada por un nutricionista para procurar que la pérdida de peso posterior a la cirugía sea progresiva y no de golpe, y así evitar el famoso “efecto rebote”.
La liposucción se utiliza para aspirar grasa de abdomen, brazos, glúteos, caderas, muslos, tórax y espalda. Al finalizar el procedimiento, se produce una adaptación de la piel al nuevo contorno corporal. No es un procedimiento que produzca la mejora de hundimientos a causa de la celulitis, ni tampoco elimina las estrías.
Se recomienda no realizar este procedimiento en pacientes con patologías cardiacas, hipertensión y diabetes descompensada, cáncer, enfermedades coagulopáticas, enfermedades renales o adenomatosis.
Antes de realizar el procedimiento, cada paciente debe ser evaluado de forma individual. Puede presentar como complicación la presencia de morados, seromas (acumulación de líquido), infecciones y anormalidades en la silueta (debido a una extracción de grasa dispareja), y, en última instancia, embolia grasa. Dos semanas antes del procedimiento deben suspenderse los tratamientos con fármacos antiinflamatorios no esteroides (AINES) y anticoagulantes.
Actualmente existen cuatro tipos de liposucción que pueden llevarse a cabo:
Pueden aparecer como complicaciones hematomas, seromas e infecciones, por lo que los pacientes deben tener pautados antibióticos en las primeras semanas postoperatorias. El edema inmediato se irá reduciendo a las pocas semanas. Siempre recomiendo a mis pacientes que empiecen, al cabo de tres o cuatro semanas tras la cirugía, con masajes de drenaje linfático y reafirmantes, para lograr un mayor efecto. Y si puede ser asociado a una dieta sana y equilibrada, mejor, pues ayudará a mantener los efectos alcanzados con el procedimiento.