Si apagamos el ordenador, podemos coger la tablet, y si ésta se queda sin batería, siempre nos queda la opción de recurrir al móvil. Las redes sociales forman parte de nuestra vida y su utilización aumenta año tras año.
Los seres humanos somos seres sociales, criaturas destinadas a vivir en sociedad y con un cerebro programado para funcionar como miembros de un grupo social. Nos agrupamos para sobrevivir, y es por ello que las redes sociales han tenido y siguen teniendo tanto éxito, pues satisfacen una de las necesidades básicas de la Humanidad, la comunicación, y refuerzan el instinto de supervivencia al formar parte de una comunidad. Es en plataformas como Twitter, Facebook e Instagram, donde también hoy en día formamos y construimos relaciones, configuramos nuestra propia identidad, y nos expresamos y conocemos el mundo que nos rodea. Pero, ¿hemos valorado suficientemente qué riesgos supone?, ¿tiene algún beneficio esta revolucionaria manera de conectar entre nosotros?
Vaguebooking: es una forma de escribir poco clara e inquietante, que se utiliza en publicaciones para preocupar a los usuarios que las leen y captar su atención. Ej. “Hoy no puedo más”, “Estoy tan cabreada…” “¿Por qué? Sólo yo…” O signos de interrogación consecutivos para que los seguidores pregunten qué sucede.
FOMO: son las iniciales de “fear of missing out”, que se puede traducir por “miedo a perderse algo”. La expresión describe una nueva forma de ansiedad, surgida con la aparición del móvil y las redes sociales, que se caracteriza por la necesidad compulsiva de estar constantemente conectado a lo que hacen los demás, para no perderse nada y estar presente en el momento del evento.
Ciberbullyng y Sexting (compartir contenido de carácter sexual): las redes sociales presentan oportunidades para aquellos que quieren continuar con su abuso incluso cuando no están cerca físicamente del individuo.
Comparaciones: la difusión de imágenes manipuladas en las plataformas de redes sociales puede perpetuar expectativas poco realistas con las que compararse constantemente.
Seguimiento pasivo: los usuarios que no suelen publicar, pero utilizan la red para “vigilar” al resto de usuarios, suelen experimentar emociones negativas que acaban dañando su salud mental.
Sustitución “del mundo real”: Las redes sociales brindan la oportunidad, a muchas personas con ansiedad social, de resolver su incapacidad para relacionarse con otras personas cara a cara. Esta sustitución, todavía desalienta más las interacciones sociales fuera de la red y se agrava el problema.
Autoexpresión: los usuarios que utilizan las redes sociales para explorar y expresarse, sobre todo los jóvenes y adolescentes que se encuentran en pleno desarrollo psicoemocional, pueden encontrar en este espacio, mediante la creación de un perfil con imágenes, videos y palabras que expresen cómo se identifican con el mundo y cuales son sus intereses, un lugar donde armar un “catálogo” que los represente mostrando la mejor versión de ellos mismos.
Construcción de capital social: las redes sociales brindan la oportunidad de mantener el contacto con personas queridas que están en diferentes partes del mundo y facilitan el poder realizar nuevos amigos.
Construcción de comunidades: para las personas con problemas de salud mental que tienen dificultades para encontrar apoyo en su entorno, las redes sociales pueden actuar como una herramienta útil, brindando la posibilidad de compartir sus experiencias con otras personas con las que pueden empatizar y relacionarse. También, grupos que en el mundo real son una minoría, encuentran en las comunidades en línea, una red segura de apoyo a pesar de la separación geográfica, como por ejemplo la comunidad LGTBI o las minorías étnicas.