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Ejercicios para Perder Peso

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Perder peso es uno de los buenos propósitos del inicio de año, de la vuelta de vacaciones…  Es un reto universal que se marcan cada día miles de personas, cada una con sus razones para ello. Y es que cada uno sabe los motivos por lo que quiere perder peso, pero si hay uno que cada vez adquiere mayor relevancia es el factor salud. Cada vez somos más conscientes del papel preventivo que tiene la práctica de ejercicio para muchas dolencias, y el sobrepeso es un factor de riesgo que conviene esquivar.

Perder peso es uno de los buenos propósitos del inicio de año, de la vuelta de vacaciones… Es un reto universal que se marcan cada día miles de personas, cada una con sus razones para ello.

Son muchas las personas que dedican parte de su día a día a acudir al gimnasio, a calzarse unas zapatillas o ponerse un bañador para ejercitarse y conseguir perder esos kilos que le sobran. Establecer rutinas que se conviertan en hábitos debe ser uno de los primeros objetivos ya de inicio. Al hacer ejercicio resulta hasta cierto punto fácil perder peso pero es básico sortear la dificultad que para muchos supone la regularidad y llegar la cifra deseada sin “tirar la toalla” a medio camino.

La clave está en saber elegir

Una de las premisas para evitar el fracaso es escoger actividades que resulten divertidas y atractivas para quien se va a pasar horas ejercitándose. No tiene ningún sentido forzarse a un tipo de ejercicio que no resulta atractivo habiendo un amplio abanico de posibilidades. Todas ellas, evidentemente, habrá que valorarlas previa consulta médica si es que existe alguna patología o lesión que puede contraindicar su práctica. Hacer ejercicio debe estar relacionado con la obtención de beneficios, por lo que si existe alguna contraindicación médica es importante realizar una consulta previa y evitar así posibles efectos negativos a corto, medio o largo plazo.

Más que perder peso

Para perder peso hay que activarse, eso es evidente. Se necesita que el organismo aumente su metabolismo para aumentar el consumo calórico y de ese modo favorecer la pérdida de peso. Pero con la actividad física no sólo perdemos peso, sino que se altera la composición corporal, se disminuye la masa grasa y la masa magra se mantiene o aumenta, dicho de manera genérica, lo cual resulta positivo para el organismo y las posibles patologías derivadas de la debilidad muscular o del exceso de masa grasa.

PARTIR DE MÍNIMOS

Es indispensable antes de pensar en perder peso ser conscientes de que como mínimo se siguen las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS): realizar un mínimo de 150 minutos semanales de práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

Qué actividades realizar

  • Actividades cardiovasculares

A partir de estas premisas será necesario añadir otras acciones que impliquen mayor exigencia física. Las actividades cardiovasculares son las que se suelen recomendar desde un inicio y caminar sería la más básica.  Son varios los estudios que se han publicado comparando la actividad de caminar con otras para perder peso. Uno de ellos lo publicó el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California, en el que se constata que se puede perder peso de igual manera corriendo que andando, si bien hace falta dedicarle el doble de tiempo para conseguir el mismo resultado. Una de las ventajas que tiene caminar sobre actividades de impacto, como correr, es que para aquellas personas con sobrepeso importante caminar no castiga tanto a las articulaciones y, por tanto, se minimiza el riesgo de lesión y complicaciones.

Otras actividades de tipo cardiovascular son todas aquellas que se realizan en gimnasios de tipo coreografiadas. Estas permiten aumentar la frecuencia cardíaca y, además, suelen utilizar materiales adicionales de forma que también se trabaja la fuerza, esencial para mantener una musculatura tonificada. En los mismos centros deportivos se pueden usar máquinas tipo cinta, bicicleta o elíptica para activarse y aumentar el metabolismo. La mayoría de equipamiento tiene incorporado unos programas que ya van encaminados a la pérdida de peso. Se suelen combinar momentos de mayor intensidad con otros menos exigentes.

  • Entrenamiento interválico

Este tipo de combinaciones también ocurre en el entrenamiento conocido como interválico, que tiene como uno de sus ejemplos más conocidos el método tábata. No se recomienda de manera genérica ya que es de elevada exigencia y por eso es mejor tener cierto fondo. Se trata de hacer ocho series de ejercicios determinados durante 20 segundo, seguidos de 10 segundos de recuperación. Estos ejercicios son sentadillas, sprints o flexiones.

Incorporar estos momentos de elevada intensidad aumenta aún más el metabolismo y según indican los expertos puede mantenerse elevado unas horas tras haber acabado el ejercicio en cuestión. Ello ocurre porque este tipo de ejercicios aumenta el consumo de oxígeno, dos horas tras haber finalizado la actividad. Parece que este consumo puede ser entre 6-15% mayor en estos casos.

  • Ejercicios de fuerza

Los ejercicios de fuerza poco a poco se han ido incorporando a las rutinas para perder peso. Mantener unos músculos tonificados es esencial para aquellas personas que pierden peso porque es evidente que al reducir la masa grasa se reduce el volumen. Pero no sólo por esta razón se han ampliado los ejercicios aconsejados, sino porque este tipo de entrenamiento puede mejorar la sensibilidad a la insulina, el perfil lipídico, el índice de masa corporal, la masa libre de grasa y disminuir el colesterol LDL (“malo”), y el perímetro abdominal. Las personas que tiene sobrepeso suelen sufrir alteraciones en parámetros de la analítica que, haciendo otro tipo de actividades, podría mejorar.

UTILIZA TU CUERPO COMO PESO

Una rutina de fuerza no significa tener que levantar kilos y kilos de peso sino que se trata de manera progresiva de añadir al programa cardiovascular otro tipo de actividades. Se puede empezar con el propio peso del cuerpo haciendo sentadillas, abdominales, flexiones… e ir añadiendo pequeños pesos hasta conseguir llegar al peso con el que se puede trabajar sin lesionarse.

Además de estas posibilidades, existen multitud de máquinas en las que se pueden trabajar los grupos musculares, sea de manera específica o por grandes grupos musculares. No hay que tener miedo a que la fuerza forme parte de un programa de entrenamiento, pero sí que conviene conocer cuáles son los ejercicios más indicados y adaptarlos a las condiciones individuales.