En un alto porcentaje de casos el dolor de garganta es de instauración aguda y de causa infecciosa, ya sea vírica o bacteriana. Sin embargo, existen personas con odinofagia (dolor de garganta al tragar) crónica, cuyas causas distan mucho de las agudas (enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencia adquirida, procesos malignos, reflujo gastroesofágico…).
La variedad de síntomas que acompaña a la odinofagia, así como la forma de instauración, nos va a ayudar muchísimo en la orientación diagnóstica y en la conducta a seguir. Una odinofagia de instauración aguda acompañada de sensación distérmica (escalofríos, malestar… con o sin fiebre) junto a un cuadro de dolores articulares, tos, mucosidad… es muy probable que se trate de un proceso infeccioso, mientras no se demuestre lo contrario. Por supuesto, estaría indicado iniciar un tratamiento sintomático que va a depender de los síntomas predominantes y del perfil médico del paciente.
Normalmente se pauta un antipirético (tipo paracetamol) y/o un antiinflamatorio (tipo ibuprofeno) pudiendo combinarse ambos, aunque, insisto, no es un tratamiento indicado para todo tipo de pacientes. Lógicamente, el cuadro inicial puede autocontrolarse o evolucionar al empeoramiento, en cuyo caso va a ser precisa una exploración de la orofaringe para descartar un proceso bacteriano que precisaría la prescripción de un antibiótico. ¿Quiere decir que todos los procesos inflamatorios de la orofaringe van a precisar antibiótico? Definitivamente, no.
El antibiótico va a estar restringido a la confirmación de un foco bacteriano cuya manifestación más frecuente es la presencia de placas pultáceas sobre la superficie amigdalar junto a adenopatías o ganglios latero-cervicales, afectación del estado general y fiebre. Sería el caso de una amigdalitis bacteriana por excelencia.
Quiero insistir en que no todas las amígdalas inflamadas precisan la prescripción de un antibiótico. Si la causa es vírica vamos a indicar un tratamiento totalmente sintomático a base de la medicación mencionada pudiendo añadir otras alternativas como pastillas de disolución bucal para suavizar la mucosa y facilitar la ingesta sin dolor o los consabidos remedios de la abuela a base de gárgaras o leche caliente con miel. Advertirte, sin embargo, que en casos rebeldes puede estar indicado un tratamiento con corticoides para erradicar los síntomas.
Por supuesto, ante la aparición de una odinofagia rebelde al tratamiento con afectación sistémica debemos acudir a visita médica presencial. Durante la exploración centraremos nuestra atención en la búsqueda de un foco respiratorio u orofaríngeo, pero también debemos descartar otras posibles causas de menor incidencia (como es la patología por reflujo, por ejemplo). No olvidemos que una odinofagia puede formar parte de otras patologías como:
Sin embargo, recordemos que la causa más común de odinofagia en adultos (hasta un 80% de la totalidad) es la faringitis aguda de causa vírica, normalmente en el entorno de una infección del tracto respiratorio superior. Podemos encontrar una causa bacteriana en el 10-15% de casos. Otras causas pueden ser, por ejemplo, las faringitis fúngicas en inmunudeprimidos. En los niños el porcentaje cambia radicalmente, siendo hasta un 40% de origen bacteriano, concretamente de causa estreptocócica (estreptococo betahemolítico del grupo A o EBHA). Actualmente es posible confirmar esta sospecha mediante el Test de Detección rápida del antígeno del estreptococo (DRAE) realizado con la toma de un frotis faríngeo mediante una torunda sobre la superficie amigdalar y la pared posterior de la faringe. Permite la detección del antígeno del EBHA en pocos minutos. Puede alcanzar una especificidad en torno al 95%. Si fuera necesario puede confirmarse esta infección mediante un cultivo de exudado faríngeo.
Ante todo, queda claro que no hay que alarmarse por una odinofagia de instauración aguda y carácter leve. Si lo toleramos podemos iniciar un tratamiento sintomático mediante paracetamol y/o ibuprofeno junto a los clásicos remedios tradicionales. En el mejor de los casos será el tratamiento que erradicará nuestros síntomas. En caso de que, lejos de mejorar, nuestra odinofagia empeore y/o aparezca afectación del estado general con fiebre alta, ganglios locales, dificultad para ingerir o cualquier otro síntoma asociado sería recomendable acudir a visita médica para ser valorado. Tras nuestra valoración, recomendaremos el tratamiento más adecuado en función de nuestra sospecha diagnóstica.
Asimismo, a pesar de que la exploración física tiene un alto peso específico en la valoración de una odinofagia, es posible que precises la realización de alguna prueba complementaria para confirmar el diagnóstico.
Después de haber leído el artículo muy probablemente sabrás lo que podríamos solicitarte en función de nuestra sospecha diagnóstica. Además, estoy segura de que cuando vengas a la consulta ya habrás iniciado el tratamiento sintomático habitual, que conoces a la perfección.