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Diferencias Entre las Bacterias Intestinales Buenas y Malas

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El cuerpo humano presenta una gran superficie cutánea y mucosa por la que entra en contacto con el medio ambiente. En esta superficie existen diversos sectores (piel, intestino, boca y vagina), donde residen microorganismos con diferentes características de humedad, temperatura, pH y disponibilidad de nutrientes.

La flora humana es el conjunto de gérmenes que conviven con el huésped (humano) en estado normal, sin causarle enfermedad. Su composición es característica para la especie humana, tanto en los gérmenes que la componen como en su número y distribución en el organismo.  

Es importante llevar una dieta equilibrada y variada ya que cuando estamos comiendo, a la vez también lo hacen los miles de microorganismos que habitan nuestro intestino.

Actualmente, se sabe que el intestino del recién nacido no es estéril antes del parto, así pues, el traspaso microbiano madre-hijo empieza en el vientre materno y continúa inmediatamente después del nacimiento a través del parto vaginal. Inicialmente, diversos géneros de aerobios colonizan el tubo digestivo, sobre todo enterobacterias tipo Escherichia coli y también diversas especies del género Lactobacillus. Estas consumen el oxígeno del ambiente y progresivamente se establece un microsistema en el que hay un predominio abrumador de especies anaeróbicas, sobre todo Bacteroides, Clostridia, Eubacteria y Bifidobacterias. A los dos años de edad, la flora establecida es ya prácticamente definitiva, en tanto que suele ser muy estable a lo largo de la vida del individuo.

Dos tipos de flora

  • Flora basal: es la característica de cada sector del organismo y está constituida por gérmenes que siempre están presentes en ese sector. Por ejemplo: Staphylococcus epidermidis en la piel o E. coli en el intestino.
  • Flora transitoria: es variable de un ser humano a otro y está compuesta por gérmenes que colonizan en forma intermitente un determinado sector. Esta flora transitoria puede incluir bacterias potencialmente patógenas para el propio individuo u otras personas que entran en contacto con él.

Microbiota intestinal

Antiguamente conocida como flora intestinal, se trata de un complejo ecosistema lleno de microbios beneficiosos para la salud. Lleva a cabo diversas funciones a nivel metabólico, fisiológico y a nivel de sistema inmunológico. Cada individuo alberga 100.000 millones de microorganismos de 400 especies, en su mayoría bacterianas. Más del 95% vive en el tracto digestivo, sobre todo en el colon.

Recientemente, se ha observado que ésta tiene un papel muy importante en la aparición de muchas enfermedades. Se ha visto que muchas dolencias presentan un desequilibrio en la composición de la microbiota intestinal, conocida como disbiosis intestinal.

Funciones

Uno de los principales mecanismos a través del cual influye en el organismo son las interacciones con el sistema inmunitario. La presencia de la flora establece:  

  • Un correcto desarrollo de la mucosa intestinal.
  • Interviene en el metabolismo de sustancias como el ácido fólico, biotina, vitaminas B12, K y E.
  • Favorece la producción de IgA y contribuye a la inmunotolerancia. Es un importante estímulo antigénico.
  • Interviene en el ciclo enterohepático de drogas como el Cloranfenicol.
  • Tiene efecto de barrera, impidiendo el establecimiento de otras bacterias, potencialmente patógenas.
  • Segrega bacteriocinas, sustancias que son tóxicas para bacterias de otros géneros.
  • Interviene en infecciones oportunistas o endógenas.

¿Cómo ayudamos a reforzar nuestra flora?  

La influencia de la dieta en la composición de la microbiota intestinal es el factor más determinante sobre el que podemos intervenir. También durante las primeras fases de la colonización: gestación, lactancia y primeros alimentos sólidos que ingiere el recién nacido.  Los cambios en la dieta pueden explicar el 57% de la variación total de la estructura de la microbiota intestinal.

Es importante llevar una dieta equilibrada y variada ya que cuando estamos comiendo, a la vez también lo hacen los miles de microorganismos que habitan nuestro intestino, para así, llevar a cabo sus funciones.

Se ha visto que las personas que siguen una alimentación basada en cereales refinados, pobre en fibra y en alimentos fermentados, y con un gran abuso de aditivos y endulzantes (edulcorantes), sufren las consecuencias en la composición de la microbiota intestinal, comprometiendo la diversidad y variabilidad de especies, en comparación con los que siguen una dieta rica en fibra, con cereales integrales, etc.

Uno de los factores para evitar la disbiosis intestinal es seguir una alimentación equilibrada rica en alimentos vegetales, alimentos fermentados, etc. Se ha visto que los hábitos alimentarios a largo plazo tienen un papel determinante en la composición y estructura de la microbiota intestinal. Añadiendo alimentos con efecto pre y probiótico se puede modular en positivo la microbiota intestinal aportando múltiples beneficios a nuestro organismo.

Probióticos y prebióticos

Numerosas evidencias científicas han demostrado que determinadas cepas bacterianas pueden aportar beneficios concretos a la salud. Con ello se ha introducido un nuevo concepto:

  • Los probióticos son microorganismos vivos que, ingeridos en cantidades adecuadas, producen efectos beneficiosos para la salud.
  • Los prebióticos son ingredientes de la comida no digeribles que promueven selectivamente el crecimiento y la actividad de un número limitado de especies bacterianas. Suelen ser hidratos de carbono no digeribles que después de su tránsito por el intestino delgado, llegan al colon prácticamente sin modificación alguna. Las bacterias de la flora autóctona poseen enzimas metabólicas adecuadas para consumir estos hidratos de carbono teniendo la oportunidad de proliferar de modo selectivo gracias al aporte de energía específico que consiguen de dichos sustratos. 

A diferencia de los probióticos, la mayoría de los prebióticos son utilizados como ingredientes de alimentos en galletas, cereales, chocolates, productos de untar y productos lácteos. La industria los oferta como productos saludables induciendo a pensar que dichos productos enriquecidos con prebióticos son beneficiosos para la microbiota intestinal, y esto no es así. Los microorganismos que albergamos y, en general, el ser humano, necesitan alimentarse de alimentos de verdad para su normal nutrición y funcionamiento.

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