La salud de la piel parece estar siempre relacionada con tratamientos cosméticos o dermatológicos costosos, lo que vincula el cuidado de la piel a un cuidado externo. Aunque estos remedios pueden ser buenas opciones según el caso, es muy importante que también se tomen medidas desde dentro y se siga un estilo de vida saludable. La alimentación es una estrategia necesaria para mantener un buen estado de salud de la piel y de nuestro organismo.
Factores que influyen en el aspecto de la piel
Hay muchos factores, internos y externos, que afectan al estado de la piel y que influyen en su aspecto. En algunos factores no podemos influir, pero en muchos otros sí.
- Factores internos (endógenos):
- Genética.
- Hormonas.
- Procesos específicos como la diabetes…
- Factores externos (exógenos):
- Radiación UVA: años de exposición al sol sin protección desembocan en unos daños crónicos inducidos por la luz y el envejecimiento prematuro de la piel.
- Temperatura: las temperaturas extremas y la velocidad de cambio entre ellas ejercen un impacto sobre la salud de la piel.
- Influencias químicas: detergentes, disolventes, lacas y pinturas, etc.
- Higiene excesiva: las duchas o baños demasiados frecuentes, durante demasiado tiempo y con agua demasiado caliente dan lugar a una pérdida de los factores hidratantes naturales de la piel.
- Estrés: el estrés sin control puede hacer que la piel sea más sensible y sufrir problemas como el acné.
- Sedentarismo.
- Falta de sueño: un buen sueño nocturno aporta a las células la posibilidad de regenerarse y facilita la regeneración de la piel.
- Tabaquismo: el humo del tabaco es una gran fuente de radicales libres que dañan la piel haciendo que aparezca más envejecida.
- Consumo de alcohol: produce una deficiencia de oxígeno que hace que lleguen menos nutrientes a la célula, acelerando la pérdida de elastina y colágeno y marcando la ojera con un color azulado.
¿Qué nutrientes y alimentos necesita la piel para estar sana?
Agua
La piel necesita mantener unos niveles hídricos apropiados para gozar de buena salud. La elasticidad y luminosidad de la piel de todo nuestro cuerpo depende en gran medida de su contenido hídrico. La deshidratación le afecta en forma de sensación de tirantez, falta de flexibilidad, pérdida de suavidad, escozor y descamación, que se ven agravados con el paso del tiempo, por lo que se puede decir que la deshidratación es la primera etapa de envejecimiento y la hidratación la primera necesidad de la piel.
Una buena hidratación se consigue mediante el agua de los alimentos que ingerimos y el agua de bebida. La mayoría de las verduras y frutas tienen más de un 90% de agua en su composición, por lo que es interesante incluir estos alimentos en la dieta. El agua mineral es, sin duda, el mejor hidratante, sin olvidar que debemos tomar cerca de 1,5 litros de agua al día.
Grasa
La piel ha de mantener un equilibrio adecuado entre los lípidos epidérmicos y la hidratación para mantener una barrera de protección frente al medio externo. Esta barrera selectiva precisa de lípidos para mantenerla compacta, hidratada y sana.
A partir de los 30 años la piel produce menos lípidos y esto propicia que quede más vulnerable a los agentes externos. Se necesitan dos tipos de lípidos para realizar una eficaz función de barrera, reestructurar la membrana celular y disminuir la pérdida de líquidos; Son: colesterol y ácidos grasos mono y poliinsaturados presentes en: aceite de oliva, aguacate, aceites de semillas, frutos secos oleaginosos y pescado (sobre todo azul).
Proteínas
La principal proteína presente en la piel es el colágeno. Esta proteína permite flexibilidad y gran resistencia a la tracción. El colágeno se encuentra en la carne y la gelatina, pero también será importante aportar otras fuentes ricas en proteínas que resulten fundamentales en la renovación y buen aspecto de la piel, como: pescado, huevos, lácteos, legumbres y frutos secos.
Vitaminas liposolubles
- Vitamina A: ejerce un papel esencial en la renovación de la piel y de las mucosas. Está presente sólo en los alimentos de origen animal como: hígado, grasas lácteas (nata y mantequilla), yema de huevo y lácteos completos.
- Pro-vitamina A o beta-caroteno: posee una acción antioxidante importante y se transforma en vitamina A en nuestro organismo. Abunda en: verduras de hoja verde, de coloración rojo, anaranjado o amarillento y en ciertas frutas como: albaricoques, cerezas, melón, melocotón, nectarina.
- Vitamina E: de acción antioxidante, neutraliza la acción dañina de los radicales libres que en verano aumentan debido a los rayos solares y que son una de las causas de las denominadas «manchas de envejecimiento». La encontramos en: aceites vegetales, frutos secos, germen de trigo, aceite de onagra o prímula y en el germen de cereales.
Vitaminas hidrosolubles
- Vitamina C: su potente acción antioxidante y relacionada con la producción de colágeno ayuda a mantener la piel tersa y sin arrugas. Se encuentra en: frutas y verduras frescas como: ensalada, pimientos, kiwi, cítricos, melón, fresas, moras, frutas tropicales, col, tomate.
- Ácido fólico o vitamina B9: relacionada con la renovación celular, se encuentra mayoritariamente en la verdura de hoja verde, las legumbres verdes, diversidad de frutas, hígado y la levadura de cerveza.
- Vitamina B2 o riboflavina: actúa contra la seborrea. Se encuentra en la leche y sus derivados (yogur, queso…), huevos, carnes, pescados, hígado, legumbres y frutos secos (almendras, nueces…).
- Vitamina B3 o niacina: participa en la síntesis de la queratina. Se encuentra en: carnes, pescados, vísceras y cereales integrales y frutas desecadas (melocotón, orejones, higos, dátiles, etc.)
- Vitamina B6 o piridoxina: está relacionada con el metabolismo del cinc, mineral que forma parte de la epidermis. Abunda en: pescados azules, carnes, huevos, frutos secos, plátano, espinacas, levadura de cerveza y germen de trigo.
Minerales
- Selenio: mineral con acción antioxidante. Se encuentra en: carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras.
- Zinc: forma parte de la epidermis y está presente en los siguientes alimentos: carnes, vísceras, pescado, huevos, cereales integrales y legumbres.
- Hierro: su déficit suele causar piel pálida por la disminución de la hemoglobina circulante. Se encuentra en: vísceras, carnes, pescados y huevos, levadura de cerveza, frutos secos y desecados…
- Azufre: mineral indispensable en la síntesis de queratina y también ejerce una acción anti-seborreica. Abunda en: huevos, leche y derivados, cereales integrales y levadura de cerveza.