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Diagnóstico y Tratamiento de la Alopecia

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Es un tema que preocupa, y mucho, tanto a hombres como a mujeres. Quienes acuden a la consulta del dermatólogo debido a la caída del pelo deben de ser conscientes de que es un hecho que tiene que ver con la genética y el envejecimiento normal, y que no todos los problemas de alopecia tienen una solución fácil.

Diversas causas pueden provocar alopecia o caída del cabello y en muchos casos también puede ser un proceso biológico normal, asociado con la edad, o con la predisposición genética.

La alopecia o caída del cabello es un proceso que puede obedecer a diferentes causas en función del sexo, y que debe ser siempre diagnosticado por un dermatólogo. Este es el único médico especialista que tiene formación en tricología, la ciencia que estudia el pelo. A diferencia de cualquier otro profesional que se dedique al “tratamiento de los problemas del pelo”, como los peluqueros y los médicos estéticos, el dermatólogo conoce la estructura del pelo, las enfermedades que lo afectan, y los tratamientos que deben aplicarse siguiendo un método y una evidencia científicas y sólidas.

Diversas causas pueden provocar alopecia o caída del cabello y en muchos casos también puede ser un proceso biológico normal, asociado con la edad, o con la predisposición genética (es decir, la naturaleza de cada persona, como tener los ojos de un cierto color o una determinada estatura). Podemos tratar brevemente las causas de alopecia clasificándola en primer lugar en masculina y femenina.

Alopecia en la mujer

La estructura del pelo es diferente en la mujer y en el hombre, y está sometido a diferentes influencias hormonales que varían al largo de la vida. En general, las mujeres sufren en menor grado la llamada alopecia androgenética que el varón. Es de dominio público que la alopecia asociada a la edad es mucho menor en las mujeres que en los hombres, y que las mujeres suelen mantener el cabello hasta el final de la vida. Esto es debido a la influencia de los andrógenos (las hormonas que determinan tener características masculinas como la voz grave o la masa muscular), que es más prominente en los hombres. En general, la caída del pelo en la mujer suele comportar una pérdida de la densidad capilar de forma más difusa, sin “entradas” ni “coronilla”. Sin embargo, las mujeres también pueden sufrir alopecia androgenética más acusada en algunas situaciones. Una de ellas es el síndrome de ovario poliquístico, que suele afectar a mujeres que además padecen obesidad y aumento del vello (hirsutismo). En general, es una enfermedad que diagnostican los ginecólogos porque comporta alteraciones de la menstruación e incluso falta de regla (amenorrea) e infertilidad. Otros casos de alopecia androgenética en mujeres pueden estar causados por otros trastornos hormonales, o incluso por tumores que producen andrógenos.

La mujer también puede manifestar épocas de alopecia en función de los niveles de hierro, que pueden variar según la sangre que se pierda cada mes en la menstruación. Asimismo, en las mujeres son más frecuentes las enfermedades de la glándula tiroides, hiper e hipotiroidismo, que suelen asociar un debilitamiento del pelo.

Alopecia en el hombre

El hombre, al estar sometido a la influencia de los andrógenos desde la adolescencia, puede comenzar a perder el pelo por un proceso de miniaturización y desaparición progresiva desde una edad relativamente temprana, entre los 18 y los 25 años. La pérdida del cabello por alopecia androgenética masculina puede seguir diversos patrones, como la pérdida progresiva de la línea de implantación frontal (las famosas “entradas”) y/o la coronilla, conservando más años las zonas temporales y occipitales. Este proceso suele acompañarse de cierto aumento de la grasa en la superficie de la piel (el dicho popular afirma que “no hay calva que no brille”).

Irreversible o reversible

Otra manera de clasificar las alopecias es en cuanto a su patrón cicatricial (irreversible) o no cicatricial (reversible)

  • Cicatricial

Las alopecias cicatriciales se producen cuando un trastorno inflamatorio, infeccioso, o una lesión traumática lesiona el pelo provocando su destrucción y cicatrización de la zona. En estos casos el pelo perdido no es recuperable. Este tipo de alopecias son causadas por enfermedades como la tiña, la foliculitis, el lupus, el liquen plano, o traumatismos como quemaduras.

  • No cicatricial

En este caso, el proceso que causa pérdida de pelo no causa destrucción y cicatriz, sino que es reversible. El prototipo de alopecia no cicatricial es la mencionada alopecia androgenética, y también la llamada alopecia areata. En esta última se produce una reacción del organismo contra sus propias células (una reacción autoinmune), atacando al cabello. En algunas ocasiones, una situación de estrés puede actuar como desencadenante.

¿Cómo estudia un dermatólogo la alopecia? ¿Existen pruebas complementarias?

Para el dermatólogo, las mejores armas diagnósticas son la anamnesis (hablar con el paciente) y la exploración del cabello. Una prueba sencilla que siempre se practica es un test de tracción o pull test para observar si los cabellos caen, y en qué fase de su ciclo lo hacen. Esto puede complementarse con exploraciones como la dermatoscopia o el tricograma, que necesitan de aparatos similares a un microscopio. Incluso, en alopecias provocadas por alteraciones congénitas o adquiridas del tallo piloso, puede llegar a recurrirse a la microscopía electrónica. En ciertos casos se practican análisis de sangre, cuando quieren estudiarse los niveles de hierro y vitaminas, o las hormonas. En casos muy raros, por ejemplo, cuando se sospecha una intoxicación por metales pesados, puede recurrirse a análisis químicos de la composición del pelo.

Tratamiento de las alopecias

El tratamiento va a depender de la causa. En la alopecia androgenética dos fármacos muy empleados son el minoxidil tópico (en loción) y el finasteride oral (en pastillas), pero tienen una eficacia diferente en hombres y mujeres. La alopecia areata debe tratarse con medicamentos que modifiquen la respuesta autoinmunitaria. Las alopecias inflamatorias de otra naturaleza, como las provocadas por lupus o liquen tienen otros tratamientos. El trasplante capilar es una técnica muy exitosa para muchos tipos de alopecia, aunque no todos, y el inconveniente es que su precio es elevado.

Falsos mitos: las vitaminas, los masajes capilares, la alimentación

Como todos los problemas de salud que tienen que ver con la dermocosmética, y al ser un problema tan común, la alopecia es terreno propicio para la pseudociencia, la charlatanería o el fraude. Cuando los análisis de sangre son normales, la alimentación es correcta y no hay problemas hormonales visibles, sirve de poco reforzar la dieta con vitaminas, aplicarlas directamente sobre el pelo (que no las asimila), o realizar técnicas sin base científica como los masajes. Por ello, volvemos a aconsejar que el dermatólogo sea el profesional que debe dedicarse al estudio y al tratamiento de las alopecias.