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Diagnóstico y Alimentación en la Hipoglucemia

Consulta de Endocrinología

Las personas con algún tipo de diabetes suelen controlar de forma muy continuada sus niveles de glucosa. Pero si se repiten a menudo los episodios de hipoglucemia puede ser útil consultar con el endocrino.

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Uno de los temas más tratados en nutrición debido a sus consecuencias negativas en nuestro metabolismo y en la salud en general, es el control glucémico y el papel que juega la insulina en su regulación. Estos conceptos ya son conocidos por muchas personas que sufren algún tipo de diabetes, que es la enfermedad más común en la que hay una alteración de la respuesta de la insulina ante la ingesta de glucosa (azúcar presente en los alimentos que contienen hidratos de carbono). No obstante, personas metabólicamente sanas también pueden experimentar en algún momento de su vida alguna situación en la que sus valores de glucosa en sangre (glucemia) estén alterados y disminuyan a valores menores de lo recomendado: estaremos, pues, ante una situación de hipoglucemia.

Una hipoglucemia es una disminución de los valores de glucosa en sangre por debajo de la normalidad, considerándose normales valores entre 70 y 100 mg/dl en ayunas.

¿Qué ocurre en mi cuerpo ante una hipoglucemia?

Una hipoglucemia es una disminución de los valores de glucosa en sangre por debajo de la normalidad, considerándose normales valores entre 70 y 100 mg/dl en ayunas.  Cuando una dieta es baja en carbohidratos (y, por lo tanto, en glucosa), nuestro organismo pone en marcha una serie de mecanismos compensatorios, ahorrando glucógeno para situaciones de “emergencia “en las que las células gluco-dependientes (células del tejido nervioso, eritrocitos, células de la retina o de la médula renal) puedan utilizar la glucosa como fuente de energía.  No obstante, puede haber situaciones extremas en las que estas células queden desprovistas de glucosa ocasionando una serie de síntomas:

  • Sudoración fría.
  • Taquicardia.
  • Sensación de hambre de aparición brusca.
  • Palidez.
  • Sensación de mareo y de debilidad.
  • Temblores y nerviosismo.
  • Irritabilidad o ansiedad (alteraciones del comportamiento).
  • Dificultad para hablar, confusión mental y pérdida del conocimiento (si la hipoglucemia es muy severa y se produce un coma hipoglucémico).

Hay que destacar que, si la hipoglucemia es muy severa y se prolonga durante muchas horas, puede producir consecuencias irreparables como daño cerebral, coma o muerte.

¿Cómo sé si tengo una hipoglucemia?

En personas no diabéticas, la hipoglucemia se diagnostica ante la denominada “tríada de Whipple”, que implica:

  • Valores glucémicos muy bajos. A la hora de establecer cuál es el nivel de glucemia a partir del cual se define una hipoglucemia en adultos, existen dos criterios: según la American Diabetes Association se define para valores inferiores a 70 mg/dl y según la Sociedad Española de Diabetes para valores inferiores a 60 mg/dl.
  • Sintomatología propia de una hipoglucemia.
  • Mejoría de los síntomas ante la estabilización de la glucemia hacia valores normales.

En base a esta tríada, debemos tener en cuenta que hay personas que pueden experimentar:

  • Hipoglucemias asintomáticas, aún teniendo valores muy bajos de glucemia.
  • Hipoglucemias sintomáticas, cuya aparición se puede dar a valores muy diferentes de glucosa ya que depende de cómo haya sido la glucemia en los días previos (a glucemias altas, los síntomas aparecen a niveles de glucosa superior a lo normal) o de si se trata de una persona que haya tenido hipoglucemias frecuentes, en cuyo caso experimentará síntomas a niveles muy inferiores a los normales. También es importante saber que, en niños, las hipoglucemias se manifiestan más tarde si están jugando o si están muy concentrados en algo.

¿Cómo actuar?

Por todo lo expuesto en el punto anterior, ante la sospecha de una hipoglucemia es indispensable determinar los niveles de glucosa con un medidor específico en el que se deberá depositar una pequeña gota de sangre del dedo, que se extrae con una aguja especial llamada lanceta. Dicha medición debe realizarla tu médico de cabecera, aunque también hay farmacias que disponen de utensilios para ello. Además, hay que tener en cuenta el historial de glucemias de cada persona y en qué momento del día se está realizando la medición para determinar el tipo de hipoglucemia que se está experimentando para actuar en consecuencia.

¿Quién y en qué situaciones se da una hipoglucemia?

Una hipoglucemia se puede dar en múltiples situaciones y personas (tanto adultos como niños), por ello, existen diferentes criterios para su clasificación.

  • Según el tiempo de aparición:
  • Hipoglucemia reactiva o postprandial: aparece a las dos o cuatro horas después de comer algún alimento rico en hidratos de carbono.
  • Hipoglucemia basal o en ayunas: aparece en las primeras horas de la mañana o después de un ayuno prolongado y puede estar relacionada con alguna enfermedad.
  • Según su causa de aparición:
  • Hipoglucemias por descompensaciones metabólicas transitorias (por ejemplo, el aumento de la sensibilidad a la insulina en la fase precoz del embarazo).
  • Hipoglucemias por neoplasias pancreáticas (insulinoma), endocrinopatías (hiperinsulinismo), hepatopatías, neoplasias extrapancreáticas, hipoglucemia autoinmune, sepsis con fallo multiorgánico, errores congénitos del metabolismo.
  • Hipoglucemias reactivas idiopáticas (sin causa conocida),
  • Hipoglucemias por alteraciones funcionales del aparato digestivo.
  • Hipoglucemia neonatal, que se puede dar de forma transitoria durante los primeros 5-7 días de vida del niño y es debida a una falta de reservas energéticas, a un agotamiento precoz de dichas reservas y a una inmadurez del sistema hipotálamo-hipofisario.
  • Hipoglucemias iatrogénicas (por sobredosis de fármacos: insulina, hipoglucemiantes orales, ácido acetilsalicílico).
  • Según su gravedad:
  • Hipoglucemia severa: cuando se precisa de otra persona para administrar alimentos o medicación hiperglucemiante ya que el paciente puede experimentar coma, convulsiones o alteraciones neurológicas.
  • Hipoglucemia moderada: cuando se experimenta alteración de la función motora, confusión o conducta inadecuada, pero el paciente está suficientemente consciente para autotratarse.
  • Hipoglucemia leve: cuando es el propio paciente el que tiene la necesidad de tomar alimento, sin presentar alteración neurológica.

No obstante, en personas sanas, los mayores desencadenantes de una hipoglucemia pueden ser: la toma en exceso de una medicación hipoglucemiante, una incorrecta alimentación o un exceso de actividad física que puede reducir los niveles de glucemia. De hecho, la hipoglucemia puede ocurrir hasta 12 horas después de haber hecho ejercicio.

Tratamiento y pautas de alimentación ante una hipoglucemia reactiva

El objetivo principal ante una hipoglucemia es reestablecer los niveles normales de glucosa en sangre. Si se sospecha de una hipoglucemia reactiva postprandial se deberá iniciar una pauta dietética consistente en la toma de 15 gramos de azúcar simple y repetir la medición de la glucemia una vez transcurridos 15 minutos después de esta ingesta (algunas personas utilizan la regla mnemotécnica del “15/15” como recordatorio). Si la glucemia sigue baja (<70 mg/dl), se debe repetir la ingesta de 15 gramos de azúcares hasta que los valores se normalicen.

Ideas para consumir 15 gramos de azúcares:

  • 150 ml o ¾ de vaso de refresco azucarado.
  • Un vaso (200 ml) de zumo de fruta o de bebida isotónica (con azúcares).
  • Un vaso de agua con tres cucharaditas o dos sobres de azúcar (15 gramos en total).
  • 2-3 pastillas de glucosa o gel de glucosa.
  • Una gelatina de frutas.

Además, en estas situaciones hay que evitar ciertos alimentos que, aunque contengan azúcares, también contienen grasas que dificultan que los azúcares pasen de forma rápida al torrente sanguíneo. Entre estos alimentos destacamos: los dulces o caramelos, helados, galletas, chocolates, bollería industrial, cruasanes, etc.)

Por último, una vez que se han estabilizado los valores de glucemia, se deben ingerir carbohidratos complejos (arroz, pasta, pan, yogur o fruta) y llevar a cabo una alimentación saludable el resto de los días, manteniendo los controles de glucemia que haya establecido su médico.