Tener un abdomen plano y tonificado es el sueño de muchas mujeres. Los cambios de peso, los embarazos… hacen estragos en esta zona, que tiende a acumular grasa, y se vuelve flácida con el paso del tiempo. Para mejorar la apariencia del abdomen, los cirujanos plásticos cuentan con una técnica efectiva, la conocida como abdominoplastia. Conozcamos más acerca de ella.
La reducción de abdomen, cirugía abdominal o abdominoplastia es un procedimiento quirúrgico estético realizado para mejorar la apariencia de aquellos abdómenes que han estado sometidos a embarazos múltiples, daños en la piel, excesos grasos, flacidez y hernias de la pared. Durante una reducción de abdomen, el exceso de la piel se extrae, junto con la grasa. Es un procedimiento que se puede combinar con otros procesos, como la liposucción. Los tejidos de mayor flacidez se refuerzan con suturas, para dar mayor tonicidad al nuevo abdomen, junto con la piel restante, la cual es reubicada. El procedimiento debe realizarse por un cirujano plástico certificado, y puede realizarse tanto en hombres como en mujeres.
Un abdomen flácido es el resultado tanto de la acumulación de grasa, como de la pérdida de tensión de la banda muscular interna que mantiene tejidos y órganos en su lugar. Esto, sumado a un estilo de vida sedentario, junto con las ganancias y fluctuaciones de peso, y a la debilidad que presenta la pared abdominal tras cada embarazo, implican un mayor debilitamiento de los tejidos con el paso de los años.
Se puede realizar una abdominoplastia si existe exceso de piel en la llamada zona periumbilical, si existe una deformidad por el exceso de grasa en determinadas áreas (que se han ido depositando a lo largo de los años, con la influencia de las alteraciones de peso, y de los cambios hormonales del organismo). También puede realizarse tras una liposucción que ha sido incompleta, en los efectos esperados tanto para la paciente, como el profesional; y ante cicatrices posteriores a cesáreas múltiples, que se encuentren retraídas, y generan incomodidad estética.
Es un procedimiento que está contraindicado realizarlo en pacientes con diabetes e hipertensión no controlada, así como en personas con un Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 30, que no hayan sido sometidos a un by-pass gástrico de pérdida de peso. Por otro lado, tampoco se indica si una mujer desea quedarse embarazada pronto (ya que el debilitamiento de los tejidos será una complicación si en el futuro quiere someterse de nuevo a esta intervención). Estados infecciosos de la piel, alteraciones de la coagulación, estados de enfermedad sistémica, entre otros, también contraindican el procedimiento.
Los riesgos que se pueden presentar luego de una abdominoplastia son :
Todas las personas que deseen realizarse este procedimiento deben ser evaluadas de forma individual, estableciendo con el cirujano las expectativas que tienen y las realidades a las que se podrán acercar. Siempre se debe dejar de fumar, al menos tres semanas antes de la cirugía; evitar medicamentos coagulopáticos, que incrementen el sangrado (como la aspirina); no realizar esfuerzos ni levantar peso durante los primeros 10 días posteriores; y no realizar ejercicios abdominales hasta pasados dos o tres meses.
Es un procedimiento que se realiza en quirófano bajo anestesia general, lo cual permite una máxima relajación de los músculos. A lo largo de la primera semana, la paciente deberá dormir inclinada, para que no se produzca tensión en las suturas internas, así como utilizar analgesia para el dolor, y antibióticos para disminuir la posibilidad de infección. Los primeros seis meses la inflamación bajará hasta lograr un efecto de mejoría total entre el año y el año y medio posterior a la cirugía.
Aconsejo a todas mis pacientes que, aunque los resultados de la cirugía sean duraderos, continúen con un estilo de vida saludable que les permita mantenerse en el peso deseado, para evitar futuras complicaciones.