Cuando la toma de un medicamento produce reacciones en la piel hablamos de una toxicodermia o toxidermia. Aunque no hayamos escuchado este término antes, lo cierto es que las toxicodermias son muy frecuentes, pero sólo una pequeña parte son potencialmente graves. Conozcamos más sobre ellas.
Su diagnóstico y tratamiento compete más al dermatólogo que al alergólogo, porque sólo en algunas el mecanismo de producción es alérgico. La forma más frecuente de toxicodermia es el llamado exantema morbiliforme, que recuerda a las erupciones asociadas con las infecciones víricas infantiles, y no suele estar provocado por mecanismos alérgicos. Muchos pacientes piden pruebas de alergia cuando han tenido reacciones a medicamentos, y hay que explicarles muy claramente que no siempre sirven para estudiar la mayoría de estos cuadros. Incluso, algunos pacientes piden pruebas “para saber si son alérgicos”, y tampoco es posible siempre realizarlas con esta orientación. Un medicamento puede provocar toxicodermia sin haberlo hecho antes, y además puede no provocarla siempre que se vuelve a tomar ese medicamento. Esta compleja situación hace que tenga que ser el especialista en dermatología el que oriente al paciente sobre la reacción de forma muy individualizada.
Cualquier medicamento puede provocar toxicodermia, aunque algunos con mayor frecuencia. Es el caso de los antiepilépticos, algunos psicofármacos o antibióticos como las sulfamidas. Sin embargo, medicamentos tan utilizados como el ibuprofeno también pueden causar toxicodermias, y no hay manera de prevenirlo ni saberlo:
La primera medida terapéutica debe ser, evidentemente, la suspensión del medicamento causante. En muchos casos, sobre todo en pacientes de edad avanzada, es frecuente la polimedicación, y no siempre es posible atribuir la reacción de la piel a uno u otro medicamento. En estos casos, deben intentar suspenderse aquellos fármacos que el paciente ha empezado a tomar más tarde, y sustituirlos por otros.
Además, es conveniente prestar atención a productos “naturales” u homeopáticos que el paciente haya consumido, porque también pueden ser los causantes de una reacción medicamentosa.
En algunos casos, la toxicodermia puede requerir tratamiento con corticoides tópicos u orales, antihistamínicos u otros medicamentos, a criterio del dermatólogo.
Es importante evitar la automedicación. Por parte del médico, se deben prescribir medicamentos adecuados y a las dosis correctas. Debe minimizarse la toma de productos de herboristería o de medicina natural y homeopática, de dudosa eficacia y no exentos en ocasiones de efectos secundarios.