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Control del Valor de las Transaminasas

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Te encuentras bien, pero en una analítica de control rutinaria te hallan los valores de transaminasas elevados… ¿Qué puede significar?

Entre el 1-9% de la población asintomática puede presentar elevación en sangre de las transaminasas.

¿Qué son las transaminasas?

Las transaminasas son unas enzimas (proteínas) cuya función es esencial para la producción de los aminoácidos (unidades básicas), necesarios para la síntesis de proteínas en el hígado.

  • La aspartatoaminotransferasa (AST o GOT): se encuentra en el hígado, miocardio, músculo esquelético, riñones, cerebro, páncreas, pulmones y células de la sangre (leucocitos y eritrocitos), en orden decreciente de concentración.
  • La alaninoaminotransferasa (ALT o GPT): se encuentra principalmente en los hepatocitos (células del hígado) y, dado que se expresa en muy pequeña cantidad en otros tejidos, se considera más específica de daño hepatocelular.

Ambas están presentes en el suero sanguíneo en concentraciones inferiores a 30-40 UI/L, aunque los valores considerados de normalidad pueden variar entre laboratorios. Además, en ocasiones, se recomienda utilizar límites superiores diferentes del rango de referencia en función de la edad o del sexo. En general, a más edad, menor límite de normalidad y el punto de corte es más alto en hombres que en mujeres.

La elevación plasmática de las transaminasas, fenómeno denominado hipertransaminasemia, es un indicador sensible del daño hepatocelular, aunque no específico.

¿Es muy frecuente?

Entre el 1-9% de la población asintomática puede presentar elevación en sangre de las transaminasas.  Muchos de los casos se detectan de forma accidental cuando se solicitan analíticas sanguíneas para estudio de otros motivos.

La esteatosis o esteatohepatitis no alcohólica es la causa más frecuente de hipertransaminasemia en adultos y son factores de riesgo que aumentan la probabilidad de padecerla, enfermedades como la diabetes o la obesidad.

La enfermedad hepática como complicación se presenta en el 3% de embarazos. Incluye desde alteraciones bioquímicas anodinas hasta casos de insuficiencia hepática grave, pudiendo comprometer incluso la vida de la gestante y/o el feto.

¿Por qué pasa?

Cualquier tipo de lesión celular hepática puede producir valores anormales en forma de elevaciones ligeras de las aminotransferasas. Valores de hasta 300 UI/L son inespecíficos y pueden aparecer en cualquier trastorno hepático.  Las elevaciones intensas por encima de 1000 UI/L se producen casi exclusivamente en los trastornos asociados a lesión hepatocelular extensa como  hepatitis víricas (VHB, VHC, VHA…), lesión hepática isquémica (por falta de oxígeno en el hígado) a causa p.ej. de una hipotensión  prolongada o una insuficiencia cardiaca, así como también, lesiones hepáticas inducidas por toxinas o fármacos. De todos es conocida la asociación entre alcohol y daño hepático.

Además del daño hepático directo existen otros factores que pueden alterar los niveles de transaminasas como son el hipotiroidismo (tiroides poco funcionante), el ejercicio físico o la patología muscular, entre otros ejemplos.


Causas hepáticas comunes Causas hepáticas poco frecuentes Causas extrahepáticas

Alcohol.  Hepatitis autoinmunes.    Celiaquía.

Cirrosis.  Hemocromatosis.   Miopatía.

Hepatitis B crónica. Déficit de alfa 1 antitripsina.    Hipotiroidismo

Hepatitis C crónica. Enfermedad de Wilson. Ejercicio intenso.

Hepatitis vírica aguda (VIH, VHA…)  Enf. vías biliares…

Esteatosis/esteatohepatitis.

Fármacos/tóxicos.

¿Cómo reconocerla?

A la elevación sérica de transaminasas les pueden acompañar otros signos y síntomas clínicos, que pueden dar pista y ayudar en el diagnóstico de la causa, como pueden ser:

  • Ictericia (tono amarillento de piel y mucosas).
  • Acolia (heces blancas, sin pigmentación).
  • Coluria (orina muy oscura, similar a la bebida de cola).
  • Prurito (picor en la piel).
  • Fiebre.
  • Rash cutáneo (erupción).
  • Artromialgias (dolores articulares y musculares).
  • Anorexia (pérdida de apetito) y pérdida de peso.
  • Diarrea…

Diagnóstico

El estudio debería comenzar siempre por una exhaustiva entrevista médica y una exploración física minuciosa del paciente. Son importantes aspectos como:

  • Profesión u ocupación.
  • Consumo de fármacos o productos de herboristería.
  • Hábitos tóxicos (alcohol, drogas y tabaco).
  • Hábitos sexuales.
  • Viajes recientes a países endémicos.
  • Tatuajes, piercings o acupuntura.
  • Antecedentes médico-quirúrgicos de interés (enfermedades sistémicas conocidas como diabetes, obesidad, enfermedad tiroidea, insuficiencia suprarrenal, enfermedad inflamatoria intestinal, anemia hemolítica, leucemia, linfoma, infecciones, insuficiencia cardiaca… antecedentes de intervención quirúrgica, necesidad de transfusión, etc).
  • Antecedentes familiares de hepatopatía, enfermedad autoinmune y otras enf. hereditarias (enfermedad de Wilson, hemocromatosis…).

A partir de ahí, no existe una batería de pruebas establecida para el estudio del paciente con transaminasas elevadas. Deberá realizarse una aproximación diagnóstica individualizada a cada caso, basada en los hallazgos de la evaluación inicial.

Antes de indicar cualquier otra prueba diagnóstica complementaria, es recomendable repetir el estudio analítico de los niveles de transaminasas en sangre, entre dos y ocho semanas después del primer análisis. Mientras tanto, se recomendará al paciente suprimir todas aquellas causas frecuentes y potencialmente reversibles  de daño hepático. Se solicitará un hemograma más  bioquímica que incluya glucosa, perfil lipídico, estudio de la coagulación y proteinograma (albúmina),  bilirrubina total y directa, fosfatasa alcalina, gammaglutamil transpeptidasa (GGT), serologías a hepatitis A, B y C, hormonas tiroideas, estudio del hierro…

En algunos casos, son las pruebas de imagen las que dan el diagnóstico definitivo y en la mayoría se utilizan para completar el estudio:

  • Ecografía abdominal: útil para evaluar el tamaño, morfología y ecogenicidad del hígado, el calibre y contenido de la vía biliar, los vasos sanguíneos hepáticos y exploración de la existencia de tumores.  Está recomendada para confirmar la esteatosis hepática (hígado graso).
  • Scáner o tomografía (TC) y resonancia magnética (RM) pueden proporcionar excelentes imágenes del hígado y son particularmente útiles en la detección de metástasis y abscesos (infecciones encapsuladas).
  • Biopsia hepática: tiene una especial relevancia en la evaluación del paciente con alteración de la bioquímica hepática persistente y de etiología no aclarada. Aporta información tanto diagnóstica como pronóstica y ayuda en la toma de decisiones en el manejo terapéutico de muchas patologías.

¿CUÁNDO DERIVAR AL ESPECIALISTA AL PACIENTE CON HIPERTRANSAMINASEMIA?

Cuando el estudio inicial realizado en atención primaria es negativo y persiste la alteración analítica, haciéndose necesario la realización de otras pruebas complementarias diagnósticas.

Cuando el estudio inicial es negativo pero la sospecha diagnóstica de cierta patología es alta.

Cuando haya sospecha de fallo hepático agudo. Cuando haya que decidir acerca de un tratamiento específico.

Tratamiento

El tratamiento irá encaminado a intentar bajar los niveles de transaminasas en sangre, y será el tratamiento específico de la causa en aquellos casos en que sea posible (por ejemplo, un tratamiento con interferón pegilado en el caso de infección por virus VHC).

Se recomendará al paciente suprimir todas aquellas causas frecuentes y potencialmente reversibles de daño hepático, como puede ser, por ejemplo, la eliminación en la medida de lo posible de determinados fármacos que puedan resultar hepatotóxicos o el consumo de productos fitoterápicos, se aconsejará abstinencia etílica y control de hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia u obesidad, entre otros ejemplos.