Tienes 40 años y, de repente, una mañana, te levantas con algún granito en la cara. No le das importancia: serán las hormonas, habré comido algo más graso… Pero cuando es una situación que se repite ¡saltan las alarmas! ¿Acné otra vez, a mi edad, eso no pasaba en la adolescencia?
Pues sí, aunque en general todo el mundo piensa que el acné es un fenómeno de la pubertad y la adolescencia, los dermatólogos vemos casos de acné en la edad adulta. Este puede tener causas distintas al acné de los jóvenes, y también tiene un tratamiento diferente.
El acné es un proceso muy común caracterizado por la inflamación y el taponamiento del folículo pilosabáceo (el pelo y la glándula de grasa de la piel).
El acné es una situación de la piel que comporta aumento de la grasa, inflamación, sobreinfección y taponamiento del poro en la piel. En la pubertad y la adolescencia está provocado fundamentalmente por el aumento de las hormonas sexuales necesario para el desarrollo. En niñas aparece hacia los 12 o 13 años, y desaparece a los 15-16, mientras que en los niños aparece a los 13-14 y suele persistir hasta los 18-19 años. Pero, ¿y en los adultos? Hay una base genética como veremos más adelante.
Es cierto que, en la mayoría de los acnés graves, con más inflamación y producción de cicatrices, hay una base hereditaria. Este factor pesa mucho más que la dieta, el estilo de vida o el estrés.
El acné más allá de los 20 años, y que incluso puede estar activo hasta los 40 o 50 años, tiene sobre todo una base genética, es decir, una “forma de ser” de la piel, que muchas veces se hereda, y que se caracteriza por piel grasa y con predisposición al taponamiento de los poros. En las mujeres este acné está asociado con una piel especialmente sensible a la acción de las hormonas sexuales, y puede requerir de tratamientos que regulen el sistema hormonal.
En las mujeres es importante que el dermatólogo haga un buen interrogatorio sobre el uso de anticonceptivos y el ciclo menstrual. En muchos casos, puede solicitarse un perfil hormonal en un análisis de sangre, buscando alteraciones de las hormonas sexuales producidas por la hipófisis, los ovarios o las glándulas suprarrenales. Es importante descartar en las mujeres el ovario poliquístico (quistes en los ovarios), un desarreglo hormonal que se acompaña de irregularidades en la regla o incluso infertilidad, obesidad, diabetes, acné y pérdida de cabello. Sin embargo, muchas mujeres con acné en la edad adulta tienen las hormonas en sangre completamente normales o sólo ligeramente elevadas, y el acné se atribuye a un aumento de la sensibilidad de la piel a las mismas, que no puede determinarse con las técnicas de laboratorio convencionales.
El dermatólogo debe interrogar también a los pacientes sobre el consumo de algunos fármacos o sustancias tóxicas que pueden causar acné, como algunos medicamentos para el alcoholismo (antabús) o las enfermedades psiquiátricas (neurolépticos, sales de litio).
El tratamiento va a depender del grado de acné y de que existan o no enfermedades asociadas. Por ejemplo, el ovario poliquístico tiene un tratamiento específico. En muchas mujeres adultas con acné puede prescribirse un anticonceptivo para regular el sistema hormonal. El tratamiento del acné inflamatorio suele comenzar por preparados tópicos (cremas), continuar con antibióticos en pastillas si no responde, y en muchos casos debe tratarse con isotretinoína, un derivado sintético de la vitamina A, bajo supervisión dermatológica.