Todos hemos oído alguna vez la expresión “matar el nervio” pero ¿de dónde viene esa expresión tan desafortunada? ¿Cómo entender que un tratamiento dental de elevado coste, la endodoncia, va destinado a matar el nervio del diente dejándolo desvitalizado?
Debemos aclarar este concepto para entender que es el tratamiento de elección para un diente que ha sufrido una lesión evolucionada e irreversible. Si no realizamos este tratamiento en un diente enfermo garantizamos su pérdida de forma inevitable unos meses más tarde. Utilizamos diferentes expresiones, de forma indistinta, para indicar el mismo concepto: endodoncia, tratamiento de conducto, tratamiento radicular, tratamiento pulpar, matar el nervio y pulpectomía (en dentición temporal).
Definimos endodoncia como un tratamiento realizado en el interior de las raíces del diente, donde está ubicado el nervio o pulpa dental. Consiste en la extirpación total de la pulpa dental y el relleno posterior de dicho espacio mediante un material de obturación que sellará la cavidad en aras a crear una cavidad estanca e impenetrable. Es recomendable realizar este tratamiento siempre que esté previsto colocar una prótesis fija sobre ese diente (sea una corona unitaria o un puente).
Este tratamiento se realiza en la mayoría de consultas de odontología general, aunque existen casos complicados que son derivados a los expertos en este tipo de tratamientos (los endodoncistas). Las indicaciones principales de la endodoncia son las piezas dentales fracturadas (con exposición o proximidad a la pulpa) y las caries profundas.
Cuando abrimos la cavidad del diente para sanear una caries y observamos que al limpiar el foco cariogénico la profundidad es considerable debe explorarse la sensibilidad en ese momento pues en caso de afectación o proximidad pulpar no podemos continuar con la obturación sin realizar un tratamiento de la pulpa (nervio). La afectación pulpar originaría episodios de pulpitis (es una de las urgencias odontológicas más dolorosas que requiere la apertura inmediata del diente para aliviar el síntoma de compresión que nota el paciente). Tras la realización de la endodoncia (normalmente en varias sesiones) se continua, posteriormente, con la restauración del diente mediante una reconstrucción o una corona. Pero, si durante el procedimiento en consulta observamos que el diente está sumamente deteriorado o presenta alguna lesión como reabsorciones de la raíz, fractura vertical o enfermedad periodontal grave debemos contraindicar el tratamiento endodóntico pues ese diente no soportaría un tratamiento de conductos y la colocación posterior de una corona. Propondríamos en este caso la extracción de la pieza dental (exodoncia) y no realizaríamos ni endodoncia (matar nervio) ni obturación (empaste).
A pesar de que cada tipo de diente tiene, normalmente, un número determinado de raíces tengo que decirte que el número de raíces de un molar superior es diferente al de un molar inferior. ¿Lo sabías? Asimismo, es muy frecuente encontrar raíces accesorias. De forma que, en muchas ocasiones abrimos un premolar pensando que vamos a endodonciar sólo una raíz y nos encontramos con un premolar de dos raíces, por ello se alarga el proceso.
Por cierto, ¿sabes cuál es la raíz más larga de los dientes de la boca humana? La del canino inferior.
Realmente es uno de los tratamientos más complicados que nos encontramos en la consulta. Es imprescindible una exploración previa del diente y la realización de una radiografía inicial para comprobar el número de raíces que tiene ese diente, así como su forma, su curvatura y su longitud, la integridad radicular y el estado del ápice.
Detallaremos a continuación el tratamiento que hacemos en cada uno de los conductos del diente. Por ejemplo, en una molar (muela) de la arcada superior (que normalmente tiene tres conductos) debe hacerse este tratamiento en cada uno de los conductos. Por ello es más costoso y laborioso endodonciar un molar (de tres conductos) que un incisivo (con sólo un conducto).
Como puedes ver es una técnica compleja que requiere una alta preparación por parte del profesional y mucho tiempo en el sillón por parte del paciente. Sin embargo, supone la última posibilidad de “salvar” la pieza dental.
No he pretendido, ni mucho menos, asustarte con todo este procedimiento. So he querido concienciarte. Tú tan solo tienes que mantener la boca abierta y dejarnos el resto a nosotros. Eso sí, por favor, ven a la consulta cuando un diente empiece a molestarte ante frío o calor, cuando te duela al ocluir con el diente antagonista o cuando notes un dolor de intensidad leve en todo momento. Tu pulpa dental te está avisando de que está enferma. ¿Cuál es mi mensaje? Más vale una endodoncia a tiempo que una extracción tardía.