No existen medidas preventivas específicas para este tipo de cánceres, por eso en caso de detectar un bulto en el testículo es esencial ponerse en contacto cuanto antes con el urólogo para que nos asesore.
Una manera de prevenir sí que pasa por operar lo antes posible los testículos que no hayan descendido a la cavidad abdominal al nacer. Pero en el caso de que los testículos estén descendidos en el saco escrotal, la autoexploración física en busca de bultos es la mejor medida para poder diagnosticar este tipo de tumores en sus estadios más precoces, pudiendo el paciente beneficiarse de los tratamientos menos agresivos, pese a que siempre será necesario operar. Por suerte, gracias a las nuevas pautas terapéuticas, este tipo de cáncer tiene una tasa global de curación del 90%.
El cáncer de testículo es un cáncer que no es muy prevalente, dado que afecta a una proporción inferior al 2% de los hombres. Los tumores que se asientan en los testículos se dan con más frecuencia entre los 15 y los 35 años. La incidencia, es decir, el número de casos nuevos que se diagnostican cada año es, en el caso de España, de 2 por cada 100.000 habitantes.
No existen factores de riesgo claramente definidos, a diferencia de lo que sí ocurre con otro tipo de cánceres, para los tumores testiculares. No obstante, sí que se establece una clara relación entre el riesgo de padecer un cáncer de testículo y la presencia de un testículo que no haya bajado de la cavidad abdominal, donde se encuentran inicialmente durante el desarrollo embrionario, hasta el escroto. La presencia de un testículo no descendido en el momento del nacimiento puede ser habitual y, si no desciende por sí solo, lo que se recomienda es intervenir quirúrgicamente para hacer descender el testículo al escroto y fijarlo a él antes de los 2 años de edad.
Si por algún motivo no se ha hecho descender el testículo antes de la adolescencia, sería aconsejable operar entonces para extirparlo, pudiendo prevenir así la aparición de un posible cáncer en ese testículo en el futuro. Estudios de estos pacientes han demostrado que, en algunos casos, existían algunas alteraciones en el cromosoma 12 que podrían predisponer a la aparición de susodichos tumores.
Los tumores testiculares pueden ser de diferentes tipos:
El 95% de los tumores testiculares se derivan de alteraciones de las células germinales, es decir, de aquellas células a partir de las cuales se forman los espermatozoides. Solo un 5% de los tumores testiculares son linfomas o sarcomas. Los seminomas son los tumores testiculares más frecuentes, seguidos por los teratocarcinomas y los carcinomas embrionarios, siendo el resto de tumores germinales y no germinales menos frecuentes.
Los tumores testiculares, por desgracia, no suelen doler (a menos que el tumor esté invadiendo terminaciones nerviosas), y los pacientes lo refieren en la consulta como la presencia de una masa en el testículo que se han encontrado por casualidad. Estas masas o bultos son unilaterales, duras, indoloras y de crecimiento lento. Con mucha menor frecuencia se pueden dar otros síntomas más abigarrados, como la inflamación de los ganglios inguinales, un aumento del tamaño de las mamas —lo que se llama ginecomastia— o bien signos de pubertad precoz en niños preadolescentes, con la aparición de vello a nivel facial, axilar y púbico, producidos por un aumento de los niveles de testosterona.
Hemos dicho que, en principio, estos tumores no duelen. Sin embargo, un 10% de los cánceres testiculares se pueden manifestar inicialmente como un dolor a nivel del escroto de inicio brusco, de intensidad elevada y que condiciona un malestar general, con mareos y vómitos. Este cuadro se denomina escroto agudo y se trata de una urgencia, en ocasiones quirúrgica. Las principales causas de un escroto agudo son la torsión testicular y la orquitis, es decir, una infección aguda del testículo. No obstante, en algunos casos, un tumor testicular se puede presentar de este modo, como un dolor agudo a nivel del escroto.
Cuando en consulta palpamos una masa testicular y sospechamos que puede ser un tumor se deben realizar una serie de pruebas que ayuden a confirmar o descartar el diagnóstico de cáncer testicular, como son:
El tratamiento del cáncer de testículo diferirá en función de la clase de tumor que sea y de la extensión del mismo. En cualquier caso, siempre se debe extraer todo el testículo. Una vez extirpado el tumor y curado el paciente, se puede colocar una prótesis testicular por motivos estéticos. Pese a la primera aproximación quirúrgica, algunos tumores deberán tratarse también mediante radioterapia o quimioterapia.