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Cómo mejorar las defensas y estar fuerte frente a un resfriado

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Evolución de un resfriado

Un resfriado o catarro común es una infección vírica de las vías respiratorias altas. Los síntomas del resfriado comienzan a los primeros 2 o 3 días de entrar en contacto con el virus, pudiendo presentar, la persona enferma, los siguientes:

Primero aparecen; picor, sequedad y dolor de garganta, estornudos, lagrimeo y obstrucción nasal.

Después, suele presentarse secreción nasal, estornudos, dolor de cabeza y dolor muscular.

Posteriormente, tos con expectoración, congestión nasal y secreción de moco espeso (el moco, a medida que pasan los días, se vuelve más espeso y amarillento).

Normalmente no se presenta fiebre, salvo en niños pequeños. También puede aparecer pérdida del apetito.

Al cabo de 7 o 10 días, se suelen dejar de sentir estos síntomas. La tos podría mantenerse hasta 2 o 3 semanas. En caso de no mejorar o empeorar durante este tiempo, se debe acudir al médico.

Cómo mejorar las defensas y estar fuerte frente a un resfriado

Duración de un resfriado

Tras la primera semana, ya no es contagioso el resfriado y, a los 7-10 días, ya no se suele presentar la sintomatología y remite el resfriado.

Causas de un resfriado

Un resfriado común puede ser causado por diferentes virus respiratorios, siendo el más común el rinovirus.

El virus entra en el cuerpo a través de boca, ojos o nariz, propagado a través de las gotas de aire expulsadas por alguien enfermo al toser, estornudar o hablar. También puede contraerse con el contacto directo con alguien que ha estado enfermo de resfriado o al compartir objetos contaminados como toallas, juegues, cubiertos, etc.

Cómo tener un sistema inmunitario fuerte

El sistema inmunitario es el encargado de defender de modo natural al organismo contra infecciones, bacterias y virus dañinos. Cuando se siente invadido por uno de estos organismos, reacciona segregando anticuerpos.

Se puede conseguir un sistema inmunitario fuerte siguiendo una dieta equilibrada, incluyendo especialmente alimentos ricos en vitaminas A, C y E, frutas, verduras, aceite de oliva, cereales integrales y ajo (en caso de no aportar los nutrientes necesarios, se deben tomar suplementos nutricionales), manteniendo un peso saludable, realizando ejercicio físico de forma habitual y moderada, evitando malos hábitos como el tabaco y el consumo de alcohol, no tomando antibióticos cuando no se necesitan, bebiendo abundantes líquidos, durmiendo adecuadamente y el tiempo suficiente, tomando probióticos (microorganismos vivos presentes en algunos alimentos que aportan beneficios a la salud, se suelen encontrar principalmente en los yogures o puedes aportarlos mediante suplementos), evitando el estrés, y manteniendo una higiene diaria correcta.

Cómo prevenir infecciones

Prevención de las infecciones víricas

Para prevenir las infecciones víricas hay que seguir una serie de medidas recomendadas y avaladas científicamente  como: lavarse a menudo las manos con agua y jabón, sobre todo, antes de preparar la comida y comer y después de sonarse la nariz o toser y tener contacto con otras personas enfermas, desinfectar o limpiar los objetos utilizados como juguetes y toallas, taparse con pañuelos desechables al toser o estornudar y tirarlos inmediatamente, no compartir utensilios como toallas o vajilla, evitar el contacto con personas resfriadas, no fumar, evitar lugares cerrados y aglomerados, cuidarse comiendo bien, practicando ejercicio y durmiendo suficiente.

Prevención de las infecciones bacterianas

Para prevenir las infecciones bacterianas es recomendable seguir estas pautas: lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, sobre todo antes de comer, al tocar carne pescado o huevos, cuando se cambia un pañal, después de usar el baño, al tratar a un enfermo, tras sonarse la nariz o estornudar, después de tocar la basura o excrementos de animales. También, hay que limpiar bien las verduras que se consumen crudas, limpiar los objetos que puedan estar infectados como pomos de puertas, juguetes, el teléfono o los lavabos, alejarse de personas enfermas, preservar la seguridad de los alimentos tanto al cocinar como al comer y, no se deben consumir productos lácteos no pasteurizados, huevos o carnes crudas, ni alimentos en mal estado.