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Cómo Evitar la Aterosclerosis

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La mejor manera de evitar la ateroesclerosis es la prevención, es decir, evitando la aparición de lesiones en la pared arterial o frenando su progresión. Para ello, es importante seguir unos hábitos de vida saludables y llevar un control de los factores de riesgo si existen.

La ateroesclerosis se manifiesta en forma de enfermedad cardiovascular y ésta puede afectar a diferentes órganos, pero sobre todo es predominante en el corazón:

¿Qué es?

La aterosclerosis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a las arterias de mediano y gran calibre (como la aorta) y cuya característica fundamental es la aparición de lesiones en la pared arterial (que se conocen como placa de ateroma). El término arterioesclerosis hace referencia únicamente al engrosamiento y endurecimiento de las paredes de las arterias, independientemente de su tamaño y de su causa. La ateroesclerosis es un tipo de arterioesclerosis debido a acúmulo de sustancias en la pared interna de las arterias, sobre todo lípidos, tejido fibroso y células inflamatorias. La progresión de estas placas produce una obstrucción progresiva de la luz arterial que puede ser total (trombosis) o parcial. La aparición de las placas de ateroma puede ocasionar la obstrucción directa del riego sanguíneo a órganos cercanos. También puede producirse la ruptura de la placa y esto provoca la formación de un trombo que se desprende y produce la obstrucción de vasos sanguíneos de órganos como el corazón o el cerebro, lo que se conoce como embolia.

¿Dónde y cuándo se produce?

La aterosclerosis puede afectar a todo el árbol vascular, pero es mucho más habitual que se produzca en el corazón (irrigado por las arterias coronarias), el cerebro (arterias carótidas, vertebrales y cerebrales) y las extremidades inferiores (arterias iliacas y femorales). El inicio de la aterosclerosis se da en la juventud, aunque no se hace evidente hasta edades avanzadas que es cuando se manifiesta en forma de lo que se conoce como enfermedad cardiovascular.

¿Por qué?

Los factores de riesgo identificados en la progresión de la ateroesclerosis incluyen el tabaquismo, la hiperlipidemia (exceso de grasa en la sangre), la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad, el sedentarismo y el estrés. Existen otros factores modificables como son la edad avanzada, el sexo y la herencia. Aunque aparece en ambos sexos, en los hombres lo hace 10 años antes que en las mujeres.

¿Cómo se presenta?

La ateroesclerosis se manifiesta en forma de enfermedad cardiovascular. Y ésta puede afectar a diferentes órganos, pero sobre todo es predominante en el corazón: cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca; en el cerebro: embolia cerebral; y en grandes vasos: aneurisma (dilatación) de la aorta, arterias de las piernas (vasculopatía periférica).

En los países desarrollados, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad, especialmente en varones. En las primeras etapas, es decir, cuando todavía la placa de ateroma es pequeña y no existe ruptura de la misma ni obstrucción del vaso sanguíneo no da ningún síntoma.

Los síntomas, que son consecuencia como decíamos de la obstrucción total o parcial vascular del territorio del cuerpo irrigado, variarán en función del órgano afectado:

  • La obstrucción de las arterias de las extremidades inferiores puede dar lugar a claudicación intermitente, que se caracteriza por la presencia de dolor muscular en las pantorrillas, desencadenado por la marcha y que obliga al paciente a pararse durante un momento, hasta que le deja de doler, por eso se llama «la enfermedad de los escaparates».
  • En grandes vasos, como la aorta, favorece el desarrollo de aneurismas, es decir, dilataciones de la pared arterial que pueden provocar la muerte por ruptura.
  • En el corazón, la obstrucción de las arterias coronarias da lugar a infarto de miocardio, angina de pecho o insuficiencia cardiaca.
  • Cuando la obstrucción afecta a las arterias cerebrales pueden aparecer desde ataques de isquemia cerebral transitoria, hasta un accidente cerebrovascular agudo o ictus, con secuelas más o menos permanentes.
  • Cuando la obstrucción afecta a las arterias renales, puede facilitarse el desarrollo de insuficiencia renal o aparecer hipertensión, que en este caso sería secundaria a la insuficiencia renal.

¿Cómo detectarla?

Generalmente, la enfermedad ateroesclerótica se diagnostica en fases tardías cuando aparecen sus consecuencias, es decir, las manifestaciones clínicas de la enfermedad cardiovascular.

En estos casos, se realiza el estudio del órgano afectado, por ejemplo, en caso de un infarto se realiza una coronariografía para ver el estado del árbol vascular y se ven las arterias tapadas por placas de ateroma.  

Así, el diagnóstico de la enfermedad aterosclerótica cuando presenta manifestaciones clínicas es relativamente sencillo, siendo mucho más complicado diagnosticarla en fases tempranas. Es decir, ya existe daño en la pared arterial pero no se manifiesta clínicamente. El diagnóstico precoz es interesante ya que evitaría o disminuiría la enfermedad cardiovascular.

Por ello, se recomienda realizar chequeos a partir de cierta edad (40 años), sobre todo en pacientes con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular y/o que presentan factores de riesgo pero que todavía no han sufrido ningún síntoma. De manera que el médico pueda calcular el riesgo del paciente de enfermedad vascular, realizar una analítica para detectar niveles de triglicéridos y colesterol y si es necesario pruebas de imagen, como un ecodoppler de las arterias que permita ver las paredes arteriales y el grado de afectación

¿Cómo prevenirla y tratarla?

La prevención es la mejor manera de evitar la aterosclerosis. Para ello, es importante seguir unos hábitos de vida saludables y llevar un control de los factores de riesgo si existen. Las medidas dirigidas a la población general para reducir el riesgo cardiovascular que provoca la ateroesclerosis incluyen:

  • Dieta saludable: reducir la ingesta total de grasas (<30%) y especialmente de grasas saturadas (<10%). Disminuir el consumo de azúcar refinado. Potenciar el consumo de verduras, pescado, fruta, aceite de oliva virgen, cereales integrales y legumbres.
  • Abandono del tabaquismo.
  • Limitar/disminuir el consumo de alcohol.
  • Realizar actividad física: se recomiendan 30 minutos de actividad física diaria (simplemente caminar a buen paso).
  • Control de la presión arterial. Si se es hipertenso: control y medicación por el médico.
  • Perder peso en caso de sobrepeso.
  • Control y tratamiento del colesterol en sangre si está elevado.
  • Control de la glucemia (azúcar en sangre) y si se es diabético, control estricto de la enfermedad.
  • Tratamientos específicos en determinados grupos de pacientes: antiagregantes,
  • Hacer exámenes periódicos de salud (chequeos) desde los 40-50 años, especialmente en aquellas personas con antecedentes familiares de enfermedades causadas por ateroesclerosis.

En estos chequeos se presta una importancia especial al estudio de los factores de riesgo cardiovascular. Los datos de un chequeo vascular permiten calcular el riesgo cardiovascular y la edad vascular de cada persona. Por ejemplo, un fumador importante de 40 años de edad biológica puede tener una edad vascular de 60-65 años por tener una ateroesclerosis propia de personas de esta edad secundaria al tabaquismo.