Cuando hablamos de úlceras, no nos referimos a una enfermedad en concreto sino a una situación, la de una herida de curación lenta, que puede estar causada por muchas enfermedades. Hablaremos de las más comunes, las úlceras de decúbito y las úlceras de las piernas de causa vascular, frecuentes en las personas de edad avanzada.
Afectan a las personas mayores con movilidad reducida o encamadas, por ejemplo, los pacientes con enfermedad de Alzheimer u otras demencias. Son llagas que comienzan como un enrojecimiento de la piel, que progresan con despegamiento de la misma, y siguen la evolución como úlceras más o menos profundas. Pueden estar o no sobreinfectadas, y aparecen sobre zonas de apoyo y prominencias óseas como la zona sacra o los talones. Se producen porque la inmovilización de la zona y la presión comprometen el riego sanguíneo de la piel.
Las llagas de las piernas afectan a personas mayores con múltiples enfermedades como diabetes, insuficiencia venosa (varices), aterosclerosis (taponamiento de las arterias) o diabetes. Pueden ser arteriales (por compromiso del riego arterial), venosas (por estancamiento de la sangre por mal retorno venoso), o pueden ser mixtas o multifactoriales, influyendo en su formación la diabetes, la hipertensión, u otras enfermedades de la sangre. Constituyen un problema muy frecuente y que requiere de estudios y pruebas específicas. En general, son un problema que debe abordar tanto el cirujano vascular (porque en algunos casos la solución puede ser una operación) como el dermatólogo o el médico de familia.
Las úlceras pueden tener formas y aspecto diferentes y pueden o no acarrear dolor. En cualquier caso, siempre pueden ser una fuente de infecciones y de merma de la calidad de vida. En el caso de las úlceras de decúbito, son un problema para el enfermo encamado, y también para sus cuidadores, que deben dedicar más tiempo y esfuerzo a la movilización y las curas del paciente
Según el tipo de úlceras, puede ser necesario realizar estudios como exploraciones vasculares (Doppler, arteriografía, angio-resonancia), biopsias del tejido de la úlcera, cultivos microbiológicos para descartar una infección, o análisis de sangre. Están dirigidos a conocer el tipo de úlcera y determinar cuál es su manejo más adecuado.
El tratamiento será:
Hay que pensar que cuando una úlcera se inflama y pica más, una posibilidad es estemos desarrollando una alergia de contacto por los múltiples antibióticos en crema o los apósitos que se han ido aplicando. En este caso se tiene que suspender todo lo que no sea imprescindible, e intentar hacer unas pruebas de alergia de contacto o “epicutáneas” para conocer exactamente a qué se es alérgico y poder evitarlo.