La bronquiolitis es la infección de vías respiratorias inferiores más frecuente en los menores de un año. Afecta hasta a un 75% de los bebés, y supone casi un 20% de las hospitalizaciones infantiles.
Qué es la bronquiolitis
Es una infección vírica aguda que provoca la inflamación de los bronquios más pequeños (también llamados bronquiolos) junto con una producción importante de mucosidad.
El virus más frecuentemente implicado es el virus respiratorio sincitial (VRS), seguido de los rinovirus, bocavirus, adenovirus e incluso el virus de la gripe.
En el caso del VRS, el virus más frecuente en los bebés con bronquiolitis, hay que destacar que su incidencia es estacional, siendo típico entre los meses de noviembre y febrero.
Desde 1993 tenemos establecidos los criterios diagnósticos de bronquiolitis, gracias al doctor McConnochie. Podemos decir que un niño padece bronquiolitis si presenta lo siguiente:
- Primer episodio de sibilancias (pitos a la auscultación) en un bebé menor de dos años.
- Dificultad para respirar.
- Antecedentes de síntomas de catarro (tos, mucosidad, congestión nasal y, en ocasiones, fiebre).
SOBRE TODO, EN BEBÉS
Los bebés entre dos y tres meses son los más afectados y, muchos de ellos, requieren hospitalización, incluso, en cuidados intensivos. Aunque en los países industrializados, dados los medios y la atención sanitaria adecuada, no suele ser una enfermedad mortal (pero puede ser muy grave en algunos casos), en el mundo fallecen cada año hasta 200.000 niños por bronquiolitis por VRS. Esta es la segunda causa de muerte tras la malaria en menores de un año.
Síntomas
Lo más frecuente es que tras un catarro aparentemente común (mucosidad nasal, estornudos, tos y, en ocasiones, fiebre no muy elevada) que dura de unos dos a cuatro días, la tos se hace más intensa, impidiendo comer o conciliar el sueño, incluso, provocando el vómito. Junto a esto el bebé manifiesta rechazo del alimento, irritabilidad y dificultad para respirar.
La mayor parte de bronquiolitis son leves y, aunque los síntomas suelen desaparecer a la semana, la tos sigue dando el alta y puede quedar residual hasta tres o cuatro semanas. Lo importante es que dicha tos no interfiera en la alimentación y no cause dificultad para respirar.
En un bebé menor de seis meses siempre se debe acudir al pediatra para valorar la presencia de sibilantes o pitos al respirar. Es importante acudir también si se observa que el bebé rechaza el alimento, está irritable o somnoliento, tiene tos muy persistente o dificultad para respirar.
Diagnóstico
Para el diagnóstico el pediatra solo tendrá que explorar al bebé. En los casos de bronquiolitis típicas y no graves, el pediatra no hará ninguna prueba complementaria.
En algunos casos, es necesario realizar:
- Pulsioximetría transcutánea: es el típico sensor que colocamos en el dedo para valorar los niveles de oxígeno que hay en sangre. Es una prueba indolora pero que nos da mucha información para valorar la gravedad del niño nada más acudir a urgencias.
- Radiografía de tórax: no se realiza de forma rutinaria a todos los niños porque no nos aporta demasiada información. Únicamente está justificada en niños con bronquiolitis grave o si existen dudas diagnósticas.
- Analítica de sangre: sólo se realiza en los niños que presentan fiebre muy elevada, en los que podamos sospechar una infección bacteriana.
- Urocultivo: siempre se realiza de manera rutinaria en menores de dos meses si presentan fiebre.
- Test de VRS: se realiza en época de epidemia a los niños que quedan ingresados para aislar los VRS+ de los VRS-. En la mayoría de los hospitales ya se dispone de test de detección rápida a partir de la mucosidad nasal.
Tratamiento
Al ser una infección causada por un virus, los antibióticos no son adecuados ni tienen ninguna acción. El empleo de fármacos es escaso. El tratamiento se basa, fundamentalmente, en medidas de soporte. En los casos más graves, se requiere ingreso hospitalario, donde, a las medidas de soporte habituales, se suele añadir oxígeno o medidas de soporte ventilatorio y fármacos en los casos más graves.
Las medidas de soporte adecuadas para aliviar la bronquiolitis son:
- Lavados nasales: esto permite la limpieza de secreciones y alivia la congestión nasal. Para ello podemos utilizar suero fisiológico o agua de mar. Es recomendable realizarlos antes de las tomas.
- Elevar la cabecera de la cuna unos 30º: esta postura mejora la dificultad respiratoria, es decir, ayuda al niño a respirar mejor.
- Nutrición e hidratación adecuada: al tratarse de bebés que toman leche materna o artificial, se recomienda, en el primer caso, la demanda (debido al estado del bebé las tomas son más cortas y frecuentes) y, en el caso de lactancia artificial, se recomienda la ingesta oral fraccionada. Esto quiere decir, que ofreceremos al bebé tomas con menos volumen de leche, pero más frecuentes.
- Temperatura ambiental no superior a 20ºC.
- Evitar el humo del tabaco.
- Mantener un ambiente tranquilo en la casa, ponerle ropa cómoda y evitar sobre abrigarlo.
- Controlar la temperatura tres veces al día y estar atento a los posibles síntomas de alarma para acudir a urgencias: dificultad para respirar, somnolencia, agitación, mal color, pausas sin respirar, rechazo del alimento o vómitos.
- No se recomienda el uso del humidificador porque no hay evidencia de que sea beneficioso en los bebés con bronquiolitis.
- La fisioterapia respiratoria no ha demostrado eficacia en la fase aguda.
- Para bajar la fiebre o aliviar el malestar, el pediatra le puede pautar paracetamol.
¿Podemos saber si un bebé tiene mayor riesgo de presentar una bronquiolitis grave?
Sí, hay indicadores que nos permiten estar más atentos a la evolución del niño, tales como:
- Niño menor de tres meses.
- Prematuro o con bajo peso al nacer.
- Si presenta enfermedades crónicas como cardiopatías congénitas, enfermedad pulmonar crónica (fibrosis quística), enfermedades neuromusculares o inmunodeficiencias.
- Tabaquismo en el hogar.
- Ausencia de lactancia materna.
Prevención
- Para los niños prematuros o con cardiopatías congénitas menores de dos años se dispone de una vacuna llamada palivizumab que protege contra el VRS.
- Para los niños sin ninguna enfermedad de base, la mejor medida de prevención es la higiene:
- Los padres, familiares y cuidadores deben realizar siempre un buen lavado de manos.
- Evitar o limitar las visitas a recién nacidos o prematuros (sobre todo si la persona está enferma o con síntomas de catarro).
- Evitar el humo del tabaco.
- Evitar la escolarización temprana de los prematuros.
- Promover la lactancia materna.
¿Puede tener secuelas una bronquiolitis?
Desde hace casi medio siglo se postula que hay una relación entre el desarrollo de asma en el niño mayor y haber padecido bronquiolitis en los primeros dos años de vida. Actualmente se cuestiona si es exacta esta afirmación o simplemente, la bronquiolitis, pudiera ser un marcador que nos marca la predisposición genética a desarrollar asma. Sea como fuere, la asociación asma y bronquiolitis, existe.