¿Existe algún vínculo entre la salud dental y la salud general? La respuesta es: sí. Sabemos que que una lesión que se manifiesta en la boca puede indicarnos una enfermedad sistémica y, al contrario, una enfermedad originada en la boca puede diseminarse al resto del organismo, por ejemplo, una endocarditis o afectación cardíaca. La relación entre la salud bucal y la general es, pues, indiscutible.
Una de las principales causas es la proliferación anómala de las bacterias habituales de la boca desencadenada ante una higiene deficiente, la toma de determinados fármacos (puede influir en la secreción salival que se traduce en cambios de PH), una disminución de la inmunidad (como el sida) o ante enfermedades metabólicas (como diabetes).
Una alteración de la salud dental puede ocasionar una afectación sistémica. Una de las situaciones más temidas por su trascendencia es la endocarditis, concretamente la endocarditis infecciosa. Se trata de la infección del endocardio (capa interna del corazón) valvular o mural. Las bacterias causantes llegan por el torrente sanguíneo (bacteriemia transitoria) y colonizan el endocardio donde anidan y forman unas vegetaciones características y muy frecuentes en el área valvular donde impiden el correcto funcionamiento mecánico de la válvula y, por tanto, el correcto bombeo cardíaco.
Puede ocurrir el caso inverso, una enfermedad sistémica que ocasione un empeoramiento de la salud bucal. Aquí podríamos mencionar la diabetes, el sida, la osteoporosis u otras enfermedades degenerativas como posibles causas.
Mención especial se le otorga a las enfermedades que cursan con vómitos (vómitos de la infancia, vómitos en episodios de trastornos de la alimentación como anorexia o bulimia, vómitos por tratamientos oncológicos…) o con regurgitación (esofagitis crónica, incontinencia del cardias…) dado que provocan cambios en el PH salival que se traduce en un aumento de incidencia de lesión cariogénica o periodontal.
¿Cómo impedir que una infección sistémica progrese en la boca o que una infección bucal no se disemine? Nuevamente tenemos que incidir en la higiene dental. En este caso, sería más preciso decir: extremar la higiene dental. Por supuesto, debemos cepillarnos la boca después de cada comida y antes de irnos a dormir, pero debemos hacerlo con unas determinadas premisas:
Al cepillarse los dientes es importante observar síntomas o signos anormales, como:
El sangrado al cepillarse los dientes
Que los dientes sangren no significa que exista una enfermedad grave, pero se debe analizar el motivo del sangrado. Puede tratarse simplemente de una técnica de cepillado incorrecta (excesivamente fuerte), que podría conllevar un deterioro del esmalte dental y una hipersensibilidad dental a los cambios térmicos. También podría ser el reflejo de una alteración en la coagulación sanguínea intrínseca o de causa medicamentosa (en pacientes tratados con anticoagulantes), o de una enfermedad del tejido periodontal (por ejemplo, de causa bacteriana), o de una enfermedad inmunitaria. Sea cual sea la causa, debemos abordar el síntoma con el tratamiento oportuno.
Tratamiento odontológico agresivo
También debemos ser cautos ante un tratamiento odontológico agresivo en un paciente frágil, en cuyo caso debemos extremar las medidas profilácticas para evitar complicaciones sistémicas. En condiciones normales solemos hacer profilaxis antibiótica ante una extracción (endodoncia) de un diente infectado o ante un tratamiento pulpar para matar el nervio (endodoncia) en caso de una caries profunda. Cuando la persona presenta algún antecedente médico relevante debemos realizar un seguimiento muy estrecho y advertir de posibles síntomas de alarma para que nos consulte ante cualquier situación.
Prestar atención a las aftas
Por supuesto, no conviene restar importancia a las lesiones catalogadas como “aftas” que no cicatrizan en un tiempo prudencial.
En definitiva, debemos detectar cualquier situación de riesgo que implique un posible foco local o sistémico, especialmente en pacientes frágiles o inmunocomprometidos. Es muy importante que tanto el médico como el paciente estén sensibilizados con las situaciones de riesgo. En principio uno debe preocuparse de detectar signos de alarma y seguir la pauta del dentista. Nosotros tutelaremos tu salud bucal y general para asegurarnos tu bienestar. Ahora bien, debes acudir a nuestra cita, al menos de forma anual, para revisarte y tratar precozmente cualquier lesión detectada.