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Cólico Nefrítico durante el Embarazo

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Es relativamente infrecuente, pero puede ocurrir que se presente un cólico nefrítico durante el embarazo. No suele ser una patología grave y difícilmente afecta al curso del embarazo. Te explicamos más acerca de ello.

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Las embarazadas tienen un riesgo superior de desarrollar estos cuadros de cólico nefrítico por el compromiso de espacio en la pelvis que hemos comentado y porque las hormonas presentes durante el embarazo favorecen la formación de estos cristales y sales.

¿En qué consiste?

Consiste en la formación de un cálculo o litiasis (una “piedra”) en la vía urinaria. Entre los productos de desecho que elimina el riñón están ciertas sales o cristales que, si se acumulan, forman una verdadera “piedra” que puede llegar a tener un tamaño considerable. Este cálculo se puede alojar en cualquier lugar de la vía urinaria, desde la salida del riñón, a lo largo de todo el conducto que conecta el riñón con la vejiga, en la misma vejiga, o en la uretra, el conducto que conecta la vejiga con el exterior.

Suele ocurrir que este cálculo se forma en la salida del riñón donde se inicia el uréter y mientras está “holgado” y no comprime ningún tejido ni obstaculiza la salida de la orina permanece oculto y no da ningún síntoma. Es cuanto adquiere un tamaño suficiente para dificultar el flujo libre de la orina, se distiende la cápsula renal ocasionando dolor que puede llegar a ser altamente intenso. Otras veces se desprende y se enclava en otras partes de la vía urinaria más estrechas, incluso lesionándolas y, en estos casos, se puede observar macroscópica o microscópicamente sangre en la orina. En la mayoría de casos no complicados el cálculo se fragmenta, o reubica, y se acaba expulsando con la orina.

ECTASIA RENAL

Los cuadros completos de cólico nefrítico con identificación del cálculo no son tan frecuentes, pero lo que sí nos encontramos a menudo en las embarazadas es un cuadro que clínicamente es similar pero que corresponde a una distensión de la cápsula renal. Esta es debida a que el espacio que ocupa el útero gestante voluminoso comprime el uréter y observamos que el drenaje de orina de uno de los riñones se enlentece y ecográficamente se puede visualizar una dilatación de la vía urinaria a la salida del riñón, se llama ectasia renal. Puede pasar que, en ocasiones, no se llegue a identificar un cálculo como tal, pero sí la presencia de “cristales” en el análisis de orina, lo que popularmente se llama “arenilla”.

¿Por qué en el embarazo?

Las embarazadas tienen un riesgo superior de desarrollar estos cuadros por el compromiso de espacio en la pelvis que hemos comentado y porque las hormonas presentes durante el embarazo favorecen la formación de estos cristales y sales. De todas formas, existe una predisposición genética, factores ambientales como dietas ricas en determinados alimentos que son precursores de los cálculos, ingesta de líquidos insuficiente…

Pero el factor predisponente más importante es haber padecido cólicos previos, con lo cual el consejo para todas las embarazadas, pero especialmente para este grupo es que beban abundante agua y limiten la ingesta de sal y de ciertos alimentos precursores de los cálculos:

  • Si son cálculos de oxalato cálcico debemos evitar alimentos ricos en oxalatos como verduras de hoja oscura (espinacas, perejil, acelgas), frutos secos, chocolate, salsa de tomate, mermeladas… y tomar alimentos con calcio (lácteos y derivados) pues previenen la formación de nuevas piedras.
  • Las litiasis de ácido úrico pueden evitarse eliminando de la dieta las carnes rojas, mariscos, vísceras, embutidos, salazones y el alcohol pues son alimentos ricos en ácido úrico.

¿Qué síntomas produce?

  • El síntoma principal y común a estos cuadros es el dolor. Dolor que puede ser muy intenso, en forma de cólicos, es decir, que va y viene, que hace que la paciente no pueda permanecer quieta. El dolor se localiza en uno de los costados, zona lumbar y se suele irradiar por la zona del trayecto ureteral (hacia delante por el mismo lado) y hacia los genitales, que se alivia estirada sobre el lado afectado con las piernas flexionadas.
  • Otros síntomas son consecuencia de la irritación vesical por la presencia de estos fragmentos en la vejiga o la uretra y son: micciones frecuentes, sensación constante de necesitar orinar que no se alivia después de hacerlo.
  • No suele presentarse fiebre a menos que se asocie a infección urinaria. A veces sí se asocia a náuseas y vómitos, sudoración fría, que son síntomas más reactivos al dolor que al propio cuadro.

El diagnóstico

El diagnóstico es clínico y comúnmente el análisis de orina muestra cristales y presencia de sangre. En ocasiones, la ecografía confirma el cálculo.

Se puede complicar con una infección de la vía urinaria, que si llega a afectar al riñón puede ser grave y provocar un parto prematuro.

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¿Cómo se trata?

El tratamiento en casos no complicados habitualmente es sintomático: reposo, hidratación, tratamiento analgésico con antiinflamatorios no esteroidales, tipo diclofenaco, metamizol, vía oral y, si no es suficiente, con ingreso hospitalario y por vía endovenosa, y si es necesario se puede recurrir a analgésicos opiáceos. Sólo se administrará antibiótico si se asocia a una infección urinaria. Ninguno de estos tratamientos está contraindicado durante el embarazo y se pueden utilizar en el periodo agudo sin riesgo fetal. El calor local con una bolsa de agua caliente o una esterilla eléctrica puede confortar y aliviar. Si se presentan náuseas y vómitos se puede administrar medicación antiemética.

Cuando no existe una piedra como tal sino simplemente la acumulación de orina en la salida del riñón por compresión del útero sobre el uréter puede ser de gran ayuda que la gestante descanse el máximo tiempo posible sobre el lado afectado liberando, de este modo, el uréter comprimido.

En casos complicados puede ser necesario realizar una endoscopia por la vía urinaria y colocar un catéter por el uréter para permitir un buen drenaje de orina. Rara vez hay que recurrir a tratamientos para destruir o extraer los cálculos durante el embarazo.

Aunque los casos complicados son excepcionales y el cólico nefrítico durante el embarazo, aunque muy doloroso, no suele tener ninguna consecuencia sobre el feto.

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