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Causas y Tratamientos de la Pérdida de Peso

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Si bien es cierto que muchas personas luchan para frenar su aumento de peso a lo largo de los años o en un momento concreto de su vida, también existe otra situación contraria en la que alguien puede experimentar una disminución de peso involuntaria y de forma gradual o repentina. Esta situación no es inusual en adultos ya que representa el 1,3-3% de los pacientes hospitalizados en Medicina Interna y el 13% de las personas mayores en consulta ambulatoria.

Si estás experimentando una pérdida de peso involuntaria, te recomendamos acudir a tu médico para que realice las pruebas diagnósticas adecuadas para valorar su etiología y actuar en base a sus causas.

¿Qué se conoce como pérdida de peso involuntaria?

Cuando una persona no está realizando ninguna dieta de pérdida de peso ni ha experimentado fluctuaciones importantes de peso previamente y, sin causa aparente, pierde el 5% de su peso corporal normal en un período de seis a 12 meses o en un período inferior, se considera que dicha pérdida es clínicamente importante ya que se asocia con un incremento de la morbimortalidad.

Si es tu caso, te recomendamos acudir a tu médico para que realice las pruebas diagnósticas adecuadas para valorar su etiología y actuar en base a sus causas. No obstante, a continuación, te detallamos más información acerca de los principales factores que pueden provocar una disminución de peso y sus posibles tratamientos.

Causas de la pérdida de peso

Ante una disminución de peso relevante, debemos plantearnos qué factor o factores influyen en ella ya que en la mayoría de los casos no hay una única causa. Las principales causas son:

  • Orgánica.
  • Psiquiátrica.
  • Farmacológica.
  • Idiopática (de causa desconocida).
  • Psicosocial (cuando la ingesta dietética es inadecuada, deben investigarse factores como la falta de recursos económicos para obtener alimentos).
  • Fisiológica debidas al envejecimiento (sequedad de boca, pérdida de piezas dentarias, alteración del gusto, etc.)

En la siguiente tabla se recogen de forma más específica estas causas y algunas de sus enfermedades asociadas:

Orgánica

  • Enfermedades gastrointestinales: malabsorción intestinal, celiaquía, enfermedad de Crohn, úlceras pépticas, otras patologías que cursen con diarreas crónicas.
  • Neoplasias: gastrointestinales, hepáticas, renales.
  • Enfermedades infecciosas crónicas: VIH, tuberculosis, virus de hepatitis C, infecciones pancreáticas y pulmonares.
  • Enfermedades pulmonares: EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
  • Enfermedades neurológicas: Parkinson, ACV (accidente cerebrovascular), ictus, ELA (esclerosis lateral amiotrófica).
  • Enfermedades endocrinas: hipertiroidismo, alteraciones de las glándulas suprarrenales, diabetes mellitus.
  • Enfermedades cardíacas: insuficiencia cardíaca grado III-IV.
  • Enfermedades renales: insuficiencia renal aguda.

Psiquiátrica

  • Depresión.
  • Estrés agudo.
  • Ansiedad.
  • Fase maníaca del trastorno bipolar.
  • Psicosis paranoide.
  • Anorexia nerviosa.

Farmacológica

  • Uso de drogas de forma crónica: alcohol, marihuana, opiáceos   anfetaminas, cocaína.
  • Fármacos: anticomiciales, uso excesivo de laxantes, quimioterapia, antipsicóticos, antitiroideos, hipoglucemiantes e insulinas, fármacos utilizados en insuficiencia cardíaca y Parkinson, algunos productos de herboristería.

Manejo diagnóstico de la pérdida de peso

Para conocer los factores que pueden estar condicionando la pérdida de peso, es muy importante que el especialista realice una correcta anamnesis del caso para conocer el historial de la persona y hacer las pruebas diagnósticas oportunas que permitan realizar un correcto diagnóstico y, en base a éste, pactar un tratamiento adecuado

El abordaje diagnóstico inicial se debe hacer en Atención Primaria (AP) con el objetivo de determinar si existe alguna patología orgánica grave o si la causa es psicológica o de causa desconocida.

En todo caso, el diagnóstico debe comprender los siguientes aspectos:

  • Anamnesis detallada: en ella, se deben recoger datos como el historial de peso y sus fluctuaciones en de los últimos años así como la intencionalidad de perder peso o dietas hechas anteriormente.
  • También se debe realizar una valoración del estado nutricional a través de un registro de ingestas y de actividad física habitual, así como evaluar si existe una pérdida del apetito y la causa que la ha originado. En la mayoría de las veces, hay asociados estados de depresión (debido a la pérdida de familiares, rupturas sentimentales, etc.), ansiedad o estrés que comportan una pérdida de apetito. En estos casos el médico debe derivar al paciente al psicólogo o psiquiatra para que establezca un tratamiento que restaure la normalidad psicológica y la persona pueda recuperar su peso habitual.
  • En esta anamnesis también es importante tener en cuenta las características de dos grupos de población con situaciones especiales:
  • En las personas mayores es muy frecuente el deterioro cognitivo y la depresión, así como un uso crónico de medicación. Además se deben tener en cuenta los aspectos psicosociales (falta de recursos económicos) y fisiológicos (dificultad para tragar, falta de piezas dentales, etc.) que pueden conllevar una alimentación deficitaria
  • Durante la adolescencia, se pueden desarrollan trastornos del comportamiento alimentario (anorexia, bulimia, etc.) que pueden dar lugar a una pérdida excesiva y descontrolada de peso. En estos casos es imprescindible el abordaje psicológico para su tratamiento.
  • Analítica básica incluyendo: bioquímica de sangre con glucosa, función renal y hepática, electrolitos e iones calcio y fósforo, reactantes inespecíficos (proteína C reactiva y velocidad de sedimentación globular), lactato deshidrogenasa, albúmina, TSH, serología para VIH, test de sangre oculta en heces y bioquímica de orina.
  • Exploraciones generales: estado general de la persona (incluyendo sensaciones de cansancio o astenia), y exploración de piel y otros órganos: sistema ocular, otorrino, cavidad oral, tiroides, estado cardiopulmonar, abdominal, neurológico, músculoesquelético y exploración de mama o próstata si fuera necesario
  • Pruebas complementarias (mediante aparatos de diagnóstico por imagen): radiografía de tórax, ecografía abdominal, tomografía computarizada (TC) torácica, abdominal o craneal, colonoscopia, endoscopia, mamografía,

Tratamiento de la pérdida de peso

El tratamiento a seguir debe ser prescrito en base a la causa que ha originado la disminución de peso, por lo que se puede considerar que la terapia puede ser farmacológica, psicológica o nutricional.

Si la causa es desconocida o el peso es consecuencia de un mal estado de nutrición sin causa psicológica ni orgánica, podemos llevar a cabo una alimentación hipercalórica que nos permita restaurar un peso saludable.

¿Cuáles son las bases de una alimentación para ganar peso de forma saludable?

  • Estructurar la ingesta de alimentos en diferentes tomas durante el día según el apetito de cada persona.
  • No es necesario que en cada comida principal haya mucho volumen o cantidad de comida en el plato: lo importante es comer alimentos saludables con elevada densidad calórica como las grasas saludables presentes en frutos secos, aceite de oliva o aguacate.
  • Evitar alimentos hipercalóricos poco saludables: productos de bollería, postres azucarados, alimentos precocinados con grasas saturadas (pizzas, empanadas, etc.), patatas chips, refrescos azucarados, etc.
  • Consumir alimentos vegetales como frutas y verduras, que deberían estar presentes cinco veces al día.
  • Realizar una adecuada ingesta de proteínas (en torno a los 1.2 gr de proteínas/Kg de peso corporal) ya sea de origen animal (pescados, carnes, huevo) como de origen vegetal (lentejas, garbanzos, alubias, etc.)
  • Incluir cereales integrales y féculas en la mayoría de ingestas del día: pan integral, copos de avena, arroz integral, pasta, quinoa, patata o boniato.
  • Tomar los lácteos enteros (leche, yogures y quesos).
  • Enriquecer los platos con frutas desecadas, frutos secos, aguacate, aceite de oliva, leche en polvo (en purés), aceitunas, pan rallado o huevo rallado.
  • Se puede beber, además de agua, batidos de frutas enteras con leche.

Por último, y no menos importante, es indispensable llevar a cabo unos hábitos de ejercicio físico que nos permitan mantener una adecuada proporción de masa muscular y masa grasa. Por ello es necesario combinar actividades aeróbicas con ejercicios de fuerza muscular correctamente pautados por un profesional de la actividad física.