Los ojos, los brazos, las manos, las piernas, el pabellón auditivo, la mama o las articulaciones pueden ser reemplazados por prótesis. El objetivo principal es que la prótesis cumpla las mismas funciones que la parte faltante o sustituida. Cuando la indicación de la prótesis está establecida y, a pesar de ser una cirugía complicada, su colocación va a suponer un cambio espectacular en la calidad de vida del paciente.
Una prótesis es un instrumento diseñado para reemplazar una parte faltante o enferma del cuerpo o para sustituir una parte del cuerpo con la finalidad de mejorar su función. Como curiosidad, diremos que la palabra prótesis procede del griego y se traduciría por “poner antes”. Es decir, sustituye una parte dañada por un artilugio que contacta con la parte sana. La filosofía es retirar la parte dañada y conectar la prótesis con la parte sana.
Antes de continuar vamos a incidir en un punto: ¿es lo mismo una prótesis que una ortesis? La respuesta es “no”. Es frecuente utilizar ambos nombres como sinónimos, sin embargo, siendo puristas, no son equivalentes. Una ortesis no sustituye ni total ni parcialmente a un miembro, sino que es un dispositivo que se aplica externamente al cuerpo mejorando su estructura o función. Por ejemplo, una ortesis sería una plantilla, cuya finalidad es la de mejorar el apoyo podal y la marcha. Otro ejemplo sería un corsé, cuyo objetivo sería corregir desviaciones de la columna vertebral. ¿Podríamos llamar ortesis a un recambio de la articulación de la rodilla? La respuesta es “no” y ya sabemos por qué: porque en este caso se habría sustituido a la rodilla artrósica por una articulación nueva o prótesis total de rodilla. ¿Y qué sería un collarín cervical? Clarísimamente una ortesis. ¿Aprecias la diferencia? En adelante ya sabremos diferenciar los dos conceptos claramente.
La primera prótesis fue encontrada en una momia egipcia en el año 300 a.C. Sus materiales han ido evolucionando a lo largo del tiempo, siendo inicialmente de madera y actualmente de titanio. Hoy en día existen innumerables prótesis comercializadas de cualquier estructura anatómica: prótesis auditivas, prótesis oculares, prótesis sexuales, prótesis dentales, etc.
La primera cirugía de reemplazo de rodilla se realizó en 1968. Han cambiado mucho las técnicas quirúrgicas y los materiales empleados desde entonces. El reemplazo total de rodilla es considerado como uno de los procedimientos más exitosos de la medicina en la actualidad. Su indicación no es sólo la artrosis severa, también se emplea como tratamiento definitivo en enfermedades reumáticas y osteodegenerativas.
La edad media de los pacientes sometidos a una cirugía de reemplazo total de rodilla o cadera oscila entre los 50 y los 80 años pudiendo realizarse en pacientes más jóvenes afectos de patología reumática severa, sobre todo.
No existen contraindicaciones absolutas para la colocación de una prótesis articular. Sin embargo, debe valorarse el riesgo quirúrgico en pacientes comprometidos. Asimismo, el paciente debe ser conocedor de las posibles complicaciones que pueden aparecer tras la cirugía y antes de someterse a la misma. Es importante recordar que tras la cirugía el paciente deberá someterse a un tratamiento rehabilitador que comienza a las 24 horas de salir de quirófano. La finalidad perseguida es restablecer el movimiento articular y desempeñar las actividades cotidianas normales.
En más del 90% de casos el paciente experimenta una reducción drástica del dolor y una mejoría significativa en su actividad cotidiana (vuelve a realizar actividades que no realizaba desde hacía tiempo debido al dolor). Recordemos que entra en quirófano con una rodilla afecta de artrosis severa y sale del mismo con una rodilla de titanio.
Ya hemos mencionado la posibilidad de complicaciones post-quirúrgicas (las más frecuentes son la infección de la herida o la aparición de un problema vascular). El gran inconveniente sería que la prótesis articular tiene una fecha de caducidad, es decir, también se desgasta como el hueso original. Por ello se recomienda recambio de prótesis cuando el material se deteriora. Por eso, cuanto más tarde se coloque la primera prótesis menos recambios tendrá que sufrir el paciente.
La actividad excesiva o el exceso de peso pueden agravar el desgaste normal de una prótesis, por ello se desaconsejan la práctica de actividades de alto impacto como correr o saltar con frecuencia. Ello no quiere decir que la persona portadora de una prótesis no pueda disfrutar de las siguientes actividades con toda normalidad: caminar, nadar, conducir, senderismo, bicicleta, baile, yoga, gimnasia o cualquier deporte de bajo impacto. ¿Y qué ocurre si la prótesis se desgasta? Ningún problema. Podemos colocar un nuevo recambio.