Todos apretamos alguna vez los dientes o hacemos movimientos con ellos como forma de dar salida alguna tensión interna, sin embargo, solo podemos hablar de bruxismo cuando esto ocurre de manera regular e inconsciente o semi-inconscientemente, con riesgo de producir eventual daño a nuestra salud dental.
El bruxismo es un frotamiento o tensión excesiva de los dientes sin ninguna función aparente, a diferencia de, por ejemplo, la masticación o los movimientos articulares que se producen para emitir sonidos y/o palabras. Las causas del bruxismo no están claras, pues hay estudios que lo relacionan con trastornos de la ansiedad y que achacan su aparición a episodios depresivos continuados o a la exposición continuada a situaciones de estrés. Sin embargo, también son numerosos los estudios que demuestran que puede haber una predominancia de factores fisiológicos tales como una mala masticación o un trastorno del sueño. Es por ello que se considera que tiene múltiples causas.
Existen básicamente dos modalidades de bruxismo: el diurno y el nocturno.
En primer lugar, es importante que hagamos un chequeo de nuestras vidas: ¿tiene mi forma de vivir algo que ver con esto? ¿Hay algo que pueda hacer para vivir con menos estrés u hostilidad? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa cabe hacer balance y preguntarse ¿el qué? No es una cuestión menor, pues en el momento en que la aparición de un síntoma irrumpe en nuestra vida las alarmas saltan y esto nos pone en la tesitura de tener que buscar respuestas a medida, no hay fórmulas estándar y cuanto más conscientes seamos de nuestra manera de funcionar y de relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo, más capacidad desarrollaremos para la armonía y el orden interno. Y esto no es tarea fácil. Dicho esto, vamos a introducir unos elementos prácticos que esperamos sean de utilidad. Por supuesto, es conveniente también acudir a un especialista en salud buco-dental y/o a uno en trastornos del sueño para confirmar o descartar causa orgánica. El primero puede prescribirnos la utilización de una férula de descarga, en el caso de que se trate de bruxismo nocturno.
Vamos a intentar proveeros de algunos elementos que te sirvan para iniciar este autochequeo. Dado que el bruxismo se relaciona en parte con posibles trastornos del sueño revisemos pues nuestros propios hábitos. A continuación, enumeramos algunos elementos para sanear nuestra forma de relacionarnos con el dormir:
Estas pautas básicas de higiene del sueño deberían ayudarnos autorregular mejor el descanso. Como todos sabemos, hay veces en la vida en la que menos es más y este principio aplica para el acto del buen descansar.
En este párrafo final queremos reiterar la multi-factorialidad causante del bruxismo y la importancia de acudir tanto a especialistas dentales como a especialistas en sueño. En caso de identificar causas psicológicas como la aparición constante de emociones desbordantes o de pensamientos aflictivos es recomendable acudir a un psicoterapeuta para una evaluación y posible tratamiento psicoterapéutico para combinarlo, si es necesario, con los tratamientos médicos.