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Basófilos altos o bajos: ¿Qué quieren decir?

Análisis clínicos

Los niveles de basófilos en sangre obtenidos en una analítica, así como el resto de los valores leucocitarios pueden señalar la presencia de alguna patología.

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Los glóbulos blancos o leucocitos son un tipo de células sanguíneas cuya función es defender al organismo frente a infecciones, agentes patógenos y células tumorales.

Existen varios tipos de leucocitos: linfocitos, monocitos, eosinófilos, neutrófilos y basófilos.



Basófilos altos o bajos: ¿Qué quieren decir?

¿Qué son los basófilos?

Los basófilos son los leucocitos menos numerosos. Los valores normales de basófilos se sitúan en el 0-2 % de los glóbulos blancos y cuando están aumentados suele ser debido a la presencia de infecciones virales, tuberculosis o alergias. Junto con los eosinófilos y los neutrófilos forman parte del grupo de los granulocitos.

Se forman en la médula ósea y son liberados a la circulación sanguínea para actuar donde sean necesarios. Son activados como parte de la respuesta inflamatoria.

Los basófilos son las únicas células circulantes que contienen histamina. Comparten muchas similitudes con los mastocitos que están presentes en los diferentes tejidos.

Los basófilos son reclutados en los lugares donde existe inflamación y ahí pueden ser activados por diferentes moléculas, asociándose a patógenos o a la inmunoglobulina E (IgE). Al estimularse liberan su contenido histamínico, junto con otras sustancias inmunomoduladoras (citocinas, leucotrienos e histamina). De este modo, ayudan al sistema inmunitario. Los basófilos son especialmente relevantes en respuestas inmunitarias frente a parásitos.

Desde hace ya muchos años, los basófilos y mastocitos han sido implicados en la aparición de la enfermedad alérgica, ya que sus niveles plasmáticos se elevan ante la presencia de un cuadro clínico de alergia. Una vez que el antígeno accede y penetra en el organismo, estas células pueden rápidamente ser reclutadas en la piel, el pulmón o la mucosa nasal, por lo que se encuentran elevados en dermatitis atópica, asma, rinitis alérgica y pólipos nasales. Por lo tanto, los basófilos están implicados en la patogenia del inicio, desarrollo y cronicidad de las enfermedades alérgicas.



Basófilos altos

El aumento de basófilos por encima del rango normal se denomina basofilia. Se produce cuando se superan los 300 basófilos/ microlitro (µl) de sangre.

Suele ser habitual que aumente el número de basófilos ante la presencia de procesos inflamatorios crónicos y reacciones alérgicas.

De este modo, pueden aparecer en la inflamación crónica producida en el tracto gastrointestinal en el curso de patologías como la colitis ulcerosa.

Otras situaciones en las que se puede producir basofilia incluyen:

  • Artritis.

  • Insuficiencia renal.

  • Hipotiroidismo.

  • Procesos cancerosos como leucemia, mielofibrosis y policitemia.

Por lo general, la elevación del número de basófilos no causa síntomas, si bien en algunos casos puede cursar con fatiga, dolor abdominal, calambres, pérdida de peso inexplicable, fiebre y malestar.



Basófilos bajos

Los basófilos suponen el porcentaje más bajo dentro de los glóbulos blancos o leucocitos, llegando hasta el 2 % del total. Cuando su número desciende en exceso (basopenia), puede deberse en algunos casos a la presencia de determinadas afecciones o patologías. Suele ser poco habitual.

Se consideran cifras de basófilos bajos cuando aparecen en la analítica entre 0 y 20 /µl. En cualquier caso, como se ha señalado anteriormente, los niveles que se sitúan cerca de 0 (0-2% del total de leucocitos) se consideran normales. Cuando esta situación se reproduce en sucesivos análisis es cuando se hace necesario indagar en la causa.

Entre las causas que pueden provocar la disminución en el número de basófilos se cuentan:

  • Tirotoxicosis o crisis hipertiroidea.

  • Tratamiento con medicamentos que afectan al sistema inmune (como los corticoides).

  • Algunas infecciones.

  • La ovulación y el embarazo.

  • Situaciones de estrés.


Diferencia entre basófilos y eosinófilos

Los basófilos y eosinófilos forman parte de los leucocitos conocidos como granulocitos.

Los basófilos son un tipo de leucocito que tiene una función relevante en la protección inmunitaria y la reparación de heridas. Los basófilos constituyen la única célula circulante con capacidad para liberar histamina, sustancia involucrada en el proceso inflamatorio, y otros mediadores, siendo cruciales en el inicio de las reacciones alérgicas.

Por el contrario, los eosinófilos desempeñan otras funciones dentro del sistema inmunitario. Y aunque pueden estar elevados en cuadros alérgicos, la elevación de los eosinófilos puede estar relacionada con la existencia de una infección provocada por parásitos.

Por otro lado, los eosinófilos participan en la regulación del proceso inflamatorio. Ayudan a promover la inflamación, una de las primeras respuestas del organismo y del sistema inmune para aislar y controlar la zona en la que se ha localizado una infección o algún tipo de agresión en los tejidos.

Los eosinófilos también participan en procesos alérgicos y en la aparición de algunos de sus síntomas.

Finalmente, la disminución de basófilos en ocasiones puede estar asociada a la bajada de leucocitos eosinófilos (eosinopenia) por causa de una infección, tratamientos con corticosteroides o tratamiento hormonal frente al hipertiroidismo.