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Apendicitis en niños: Síntomas y tratamiento

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La apendicitis es un proceso inflamatorio agudo que afecta al apéndice. Es la primera urgencia quirúrgica y una causa frecuente de dolor abdominal agudo en los niños.

El apéndice vermiforme es un pequeño trozo de tejido de tamaño variable conectado a la parte inicial del colon. Está situado en la zona inferior derecha del abdomen y desempeña un papel fisiológico como reservorio de la flora intestinal (microbiota intestinal), y en él se originan células madre mesenquimales del colon.

Los casos de apendicitis aguda varían mucho en su presentación clínica y el diagnóstico se hace más difícil por la multiplicidad de diagnósticos diferenciales en los niños. Puede iniciarse con un cuadro clínico que es común a muchos procesos abdominales, incluyendo entre otros:

  • Intususcepción.

  • Divertículo de Meckel.

  • Gastroenteritis víricas y bacterianas.

Hasta la mitad de los casos en niños se presentan con síntomas inespecíficos. De este modo antes de un diagnóstico definitivo debe mantenerse al paciente en observación por un tiempo prudencial.

Suele ser más común en la etapa infantil y durante la primera etapa adulta (entre los diez y los 30 años de edad). El pico de incidencia se produce entre la escuela primaria y la adolescencia, de los 10 a 19 años.



Apendicitis en niños: Síntomas y tratamiento

¿Cómo se produce la apendicitis?

La causa de la obstrucción del apéndice puede ser debida a la inflamación de la pared, la presencia de fecalito (heces duras) y apendicolitos (depósitos calcificados). Otro motivo puede ser la hiperplasia linfoide. En esta, el abundante tejido linfoide del apéndice en la mucosa y la submucosa determina la propensión a desarrollar una hiperplasia que provoca una obstrucción del lumen del apéndice.

La obstrucción puede provocar un aumento de la presión en el apéndice. Este continúa segregando líquido de la mucosa, lo que provoca la distensión e inflamación de los tejidos. La alterada vascularización del órgano, el sobrecrecimiento bacteriano y la eventual perforación son consecuencias de la distensión. Es un proceso progresivo en el que los síntomas del niño o adolescente empeoran hasta que se produce la perforación con el riesgo de peritonitis, es decir, que se produzca la difusión de la infección por todo el abdomen. Por tal motivo, la aparición de una apendicitis requiere de atención médica de manera urgente.



Síntomas de apendicitis en niños

El síntoma más común de la apendicitis es el dolor abdominal agudo. Se trata de un dolor alrededor del ombligo que suele aparecer después de síntomas inespecíficos como febrícula. El dolor migra entonces al cuadrante inferior derecho del abdomen, puede aumentar al caminar o al hacer movimientos bruscos.

También pueden presentarse náuseas o vómitos después de la aparición del dolor. Y también síntomas urinarios y perdida del apetito.

Los antecedentes habituales son síntomas atípicos o vagos, como dolor abdominal difuso asociado a fiebre baja. La presencia de diarrea puede retrasar el diagnóstico si los síntomas se confunden con una gastroenteritis.



Diagnóstico de la apendicitis

En primer lugar, el médico puede sospechar de la presencia de apendicitis en función de los síntomas que presente el niño.

Un cambio en la localización del dolor desde el abdomen superior al cuadrante inferior derecho se asocia a menudo con la apendicitis. En los niños y adolescentes, el interrogatorio y la exploración física deben adaptarse a la edad y a la etapa de desarrollo del paciente. La experiencia del examinador es importante, especialmente cuando el paciente es un niño pequeño. En los niños, la ausencia de náuseas y vómitos, sensibilidad abdominal y leucocitosis descarta la apendicitis con una fiabilidad del 98%.

La clave para diagnosticar una apendicitis es la palpación del abdomen. Existen ciertos puntos y maniobras de palpación que ayudan al médico a diagnosticar apendicitis (punto de McBurney’s,  signo de Blumberg, signo de Rovsing y del psoas).

También se pueden realizar otras pruebas complementarias para apoyar o confirmar el diagnóstico:

  • En un análisis de sangre es frecuente que aparezcan unos niveles aumentados de leucocitos con neutrofilia y marcadores elevados de inflamación como la proteína C reactiva.

  • Técnicas de imagen como una ecografía abdominal, una radiografía, una tomografía computarizada o una resonancia magnética del abdomen pueden ser de utilidad para confirmar la apendicitis. La ecografía es el método de primera elección, especialmente en los niños, aunque la tomografía es superior para diagnosticar apendicitis y sus complicaciones, principalmente cuando hay dudas con el diagnóstico.


¿Cómo se trata la apendicitis?

El tratamiento de la apendicitis suele ser quirúrgico y consiste en la extirpación del apéndice (apendicectomía). Cuando es posible su aplicación, se pueden utilizar técnicas quirúrgicas por laparoscopia, menos invasivas que la cirugía abierta. En los niños, también se ha descrito una técnica mínimamente invasiva para la apendicetomía asistida por laparoscopia transumbilical. La apendicetomía laparoscópica asistida por un solo puerto, aunque todavía no se ha convertido en el estándar de oro, también se ha realizado en niños y se ha comprobado que es segura.

Recientemente se ha planteado el tratamiento conservador con antibióticos en apendicitis no complicadas, sin embargo, esta práctica no está todavía bien reconocida ni establecida.

Ante la sospecha de apendicitis, el paciente no debe recibir nada por la boca y se indican antibióticos de manera profiláctica.

En ocasiones, las pruebas realizadas no aciertan con el diagnóstico, por lo que no es excepcional que en el transcurso de la operación se compruebe que el apéndice no está afectado.

En una apendicitis no complicada la operación quirúrgica suele ser sencilla y el tiempo de recuperación es relativamente corto. Si el apéndice se ha visto perforado, la operación es más compleja y existe más riesgo de complicaciones, por lo que la recuperación es más lenta y precisa de más días de ingreso hospitalario. La estancia posoperatoria varía, según la gravedad del cuadro. Las complicaciones pueden incluir los abscesos de la pared abdominal, hemorragias, obstrucción intestinal, absceso intrabdominal, etc. De ahí la importancia de realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado en las primeras 24-48  horas tras el inicio de los síntomas.

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