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Aneurisma: Qué Debes Saber

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La Sociedad Internacional de Cirugía Vascular define el aneurisma como “una dilatación permanente y localizada de una arteria que tenga, al menos, un 50% de aumento en el diámetro, comparado con el diámetro normal de la arteria en cuestión”.

El tratamiento de los aneurismas depende de varios factores: tamaño, ubicación del aneurisma y estado de salud del paciente.

¿Qué son, cómo son y por qué se producen?

Tras leer esta definición podemos concluir que los aneurismas son dilataciones anormales (patológicas) de un segmento de un vaso sanguíneo (arteria). Suelen aparecer en zonas de debilidad de la pared arterial, lo que conlleva a que una vez aparecen son irreversibles y, en muchos casos, tienden a crecer.

El tamaño de los aneurismas es muy variable, pueden ser de milímetros a varios centímetros. El riesgo de los aneurismas es que pueden romperse provocando con ello una hemorragia, en ocasiones, muy grave y con peligro vital para el paciente.

Se desconoce la causa de los aneurismas, si bien se contemplan factores genéticos en su origen y también factores que favorecen su desarrollo como la hipertensión arterial, la ateroesclerosis, el tabaquismo o la hipercolesterolemia.

Tipos de aneurismas

Los aneurismas se pueden clasificar en función de su anatomía y/ o de su origen.

En relación a su anatomía, encontramos varios tipos de aneurismas:

  • Aneurisma sacular: es el tipo de aneurisma más frecuente. Está formado por todos los componentes de la pared arterial. La arteria se dilata en forma de saco, afectando a solo una parte del perímetro arterial.
  • Aneurisma fusiforme: la arteria se dilata en forma de huso alrededor de todo su perímetro.
  • Aneurismas disecante: en esta forma hay una disección de la pared a lo largo de la arteria, de manera que el vaso presenta dos paredes, una externa y una interna, y dos lúmenes, uno falso, el espacio de disección entre ambas paredes, y el lumen verdadero. La disección se produce generalmente en el tercio externo de la túnica media, de modo que la capa externa es más delgada que la interna.

En la aorta, donde el aneurisma disecante es más frecuente, casi siempre existe una fisura transversal de la capa interna, a través de la cual se comunican los dos lúmenes.

  • Aneurisma falso o pseudoaneurisma: en realidad, no hay una dilatación de la pared arterial, sino que hay una zona dilatada formada por tejido de reparición tras una causa como un traumatismo o una infección. Se produce como consecuencia de una lesión de la pared arterial que provoca una hemorragia que queda contenida por la capa más externa de la arteria, mientras que, en el aneurisma verdadero se preservan las tres capas de la pared del vaso. Puede aparecer en cualquier arteria. 

Atendiendo a su origen podemos encontrar aneurismas por alteraciones degenerativas, por defectos arteriales (displasia), causas infecciosas o inflamatorias.

¿Dónde se localizan?

Los aneurismas se pueden localizar en cualquier arteria del organismo. Los más frecuentes son:

  • En partes de la aorta: aneurisma de aorta. Los aneurismas aórticos pueden producirse en la zona debajo del estómago (aneurisma abdominal) o en el pecho (aneurisma torácico).
  • En el corazón: ventrículo izquierdo.
  • En el cerebro: aneurisma cerebral.
  • En otros órganos como el bazo (aneurisma de arteria esplénica), riñones (arteria renal), rodilla (arteria poplítea), intestino (aneurisma de la arteria mesentérica).

¿Cuáles son los síntomas? ¿Por qué pueden ser graves?

Los síntomas dependen del tipo de aneurisma y de su localización anatómica. Si el aneurisma no sufre ninguna complicación en gran parte de los casos es asintomático y, por tanto, no detectable excepto que se encuentre en alguna prueba radiológica de forma casual.

Pueden aparecer síntomas por compresión de vasos y órganos vecinos, por ejemplo, cefalea en aneurisma cerebral, presión torácica o dolor irradiado a la espalda en aneurisma de aorta.

El aneurisma es una zona debilitada de un vaso. Por tanto, es posible la ruptura del mismo. Se trata de la complicación más grave y que puede dar lugar a una hemorragia en el territorio anatómico irrigado por la arterial.

La hemorragia puede ser desde leve a masiva con riesgo de muerte en este caso. Si se trata de un aneurisma de aorta, por ejemplo, puede causar una gran hemorragia con rapidez con riesgo vital. En el cerebro puede dar lugar a una hemorragia de mayor o menor cuantía y en función de la zona cerebral afectada puede dejar secuelas importantes.

La ruptura de un aneurisma también puede producirse paulatinamente, a través de microrupturas que pueden llevar a la formación de una fístula (comunicación vascular) a órganos vecinos.

También en la zona de los aneurismas pueden aparecer trombosis, dado que es una zona de acúmulo y remanso de la sangre.

¿Cómo se diagnostica?

En gran parte de los casos se trata de un hallazgo casual en el curso de una exploración radiológica que evidencia la presencia del aneurisma.

El diagnóstico se basa en la detección de la lesión mediante técnicas de radiodiagnóstico:

  • Ecografía: es una técnica rápida, fiable e inocua. Es la técnica estándar de detección y la mejor técnica de seguimiento periódico. La ecocardiografía bidimensional, y en especial transesofágica, evalúa la aorta ascendente proximal y la aorta torácica descendente, y la ecografía abdominal evalúa la aorta abdominal. Además, puede emplearse para examinar a enfermos con riesgo de aneurisma aórtico, como aquellos que tienen hermanos afectados, aterosclerosis periférica, o aneurismas de las arterias periféricas.
  • TAC Y RMN: se trata de dos pruebas muy resolutivas, que además tienen la ventaja de no ser invasivas. Indican la localización y el tamaño. El TAC es importante previo a la cirugía.
  • Aortografía/Angiografía: método que evalúa con más detalle el aneurisma y su extensión. Es la más precisa de todas las técnicas y está indicada en pacientes con aneurisma candidatos a la cirugía.

¿Cómo se tratan?

El tratamiento de los aneurismas depende de varios factores: tamaño, ubicación del aneurisma y estado de salud del paciente.

No existe tratamiento farmacológico eficaz para los aneurismas. El tratamiento es conservador: vigilancia médica en caso de aneurismas pequeños, bajo riesgo de sangrado, no accesibles; o mediante técnicas intervencionistas: técnicas quirúrgicas o de embolización que permiten eliminar el aneurisma.

  • En el caso concreto del aneurisma de aorta se suele indicar cirugía en aneurismas mayores de 5 cm (riesgo de sangrado o que crezca más de 1 cm al año. Se puede realizar cirugía de resección del aneurisma (eliminar el segmento de arteria debilitada) y sustituir por un injerto sintético. Otra opción es la colocación de una endoprótesis, es decir, introducir en el interior de la arteria una prótesis para reforzar la zona.
  • En los aneurismas cerebrales las opciones incluyen:
    • Eliminación del aneurisma mediante cirugía abierta y colocación de un clip que excluye el saco aneurismático.
    • Tratamiento endovascular: embolización del aneurisma mediante coils. Son pequeñas espirales de metal blando dentro del aneurisma, donde ayudan a obstruir el flujo de sangre y previenen la ruptura del aneurisma.

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