Con la llegada de la primavera nos enfrentamos de nuevo a un cambio de clima. El frío empieza a despedirse llegando temperaturas más agradables y más horas de luz. Condiciones que promueven la reactivación de procesos vitales, metabolismo e incluso funciones de limpieza y desintoxicación del organismo de los excesos acumulados durante el invierno.
Durante el proceso de adaptación podemos tener sensación de fatiga y debilidad generalizada que suele diagnosticarse como astenia primaveral. Si la sufrimos, además de nutrirnos mejor, es importante salir al aire libre, practicar ejercicio físico y establecer contacto social. La naturaleza es sabia y nos ofrece durante esta temporada gran variación de frutas, verduras y hortalizas ricas en antioxidantes, vitaminas y minerales que facilitan el proceso de puesta en marcha.
En esta época apetecen preparaciones sencillas, poco grasas y cocciones livianas dando preferencia a los productos frescos para evitar la pérdida de vitaminas y minerales por el calor.
Además, con el buen tiempo se incrementa el tiempo dedicado al ejercicio y se deberá asegurar una buena hidratación mediante zumos, caldos, batidos de vegetales y frutas, que los convierte en un complemento hídrico idóneo para esta estación con temperaturas más altas.
Tres alimentos de temporada imprescindibles y con muchas propiedades
- Fresa: son frutas que aportan muy pocas calorías y cuyo componente más abundante, después del agua, son los hidratos de carbono (fructosa, glucosa y xilitol). Destaca su aporte de fibra, que mejora el tránsito intestinal. En lo que se refiere a otros nutrientes y compuestos orgánicos, las fresas y los fresones son muy buena fuente de vitamina C y ácido cítrico (de acción desinfectante y alcalinizadora de la orina), ácido salicílico (de acción antiinflamatoria y anticoagulante), ácido málico y oxálico, potasio y en menor proporción contienen vitamina E, que interviene en la estabilidad de las células sanguíneas y en la fertilidad. Se pueden tomar como postre sin añadirles nada, acompañarlas con lácteos (yogur, kéfir o cuajada); endulzadas con miel cruda, azúcar o sirope o con alguna crema casera para dar un toque especial. También se pueden “aliñar” con vinagre, zumo de limón, lima o naranja. Si las queremos vestir con algo más elaborado se pueden congelar y hacer helado casero, una mousse o gelatina, incorporarlas en ensaladas o utilizarlas en salsas vinagreta, entre muchas más opciones.
- Espárrago: están constituidos sobre todo por agua y fibra. Su contenido en azúcares y en grasas es muy bajo. En cuanto a su contenido vitamínico, destaca la presencia de folatos, provitamina A (betacaroteno) y de las vitaminas C y E, de acción antioxidante importante. También están presentes vitaminas del grupo B como la B1, B2, B3 y B6. En cuanto a minerales, presentan cantidades importantes de potasio, hierro, fósforo y yodo, además de calcio y magnesio, aunque en menor proporción. Los espárragos blancos contienen menor cantidad de vitaminas que los verdes, sobre todo su aporte de folatos y de vitamina C. Por otra parte, los espárragos en conserva contienen menos minerales debido al tratamiento que sufren para su procesado. Se pueden consumir como aperitivo o entrante, o mezclarlos con otras verduras para un acompañamiento de carne o pescado. Otras opciones son en tortillas, revueltos o frittata de verduras, en quiche o pizza vegetal.
- Albaricoque: es una fruta pequeña, delicada y dulce que hay que recoger y comer madura ya que sólo así se pueden apreciar todos sus aromas y matices. Su aporte energético es bastante bajo dada su elevada cantidad de agua y modesto aporte de hidratos de carbono. En cuanto a su contenido nutricional resalta su contenido en becaroteno (provitamina A), C, B9, B3, B2, B1 y B6. De los minerales destaca el potasio, fósforo, calcio, hierro, selenio y zinc. El albaricoque tiene una carne jugosa de sabor dulce y con un ligero punto de acidez, algo que lo convierte en una fruta versátil, ideal para la elaboración de tartas, sorbetes, macedonias y mermeladas, o simplemente para tomarla al natural en cualquier momento del día. Además, tanto en forma fresca como la desecada es apta para cocinar, pudiéndose acompañar platos salados como carnes y pescados como en versión dulce en repostería.
¿Por qué es importante el consumo de alimentos de temporada?
- Son más sabrosos.
- Conservan mejor el sabor y sus aromas.
- Son más nutritivos
- Aportan mayor variedad a nuestra mesa.
- Son más baratos
A continuación, encontrarás un listado con los productos de primavera como guía para elaborar tus menús semanales de temporada.
- Frutas: kiwi, manzana, cereza, ruibarbo, albaricoque, higo, fresas, frambuesas, limón, melón, almendras.
- Verduras: alcachofas, espárragos, acelgas, zanahorias, coliflor, berro, espinacas, nabo, puerros, patatas, rabanitos, judías verdes, calabacín, remolacha.
- Frutos secos: almendra.
- Legumbres: lentejas y habas.
- Pescados y mariscos: salmonete, bacalao, mújol, anchoa, centollo, calamar, gamba.
- Carne: cordero, pularda, capón, codorniz, oca, ganso y pavo.
Ejemplo de menú de temporada
Té rooibos.
Panqueque de harina de almendra con frambuesas y miel cruda.
Licuado de: zanahoria, remolacha y albaricoque.
Alcachofas al horno con zumo de limón.
Bacalao con tomate natural y olivas negras.
Melón con menta fresca.
Yogur griego con fresas cortadas y canela.
Endibias, rabanitos y anchoas aliñadas.
Quiche de puerros, espinacas y queso de cabra.
Compota de manzana con canela.