Es un test prenatal no invasivo cuya finalidad es determinar precozmente el sexo del feto. Está dirigido a pacientes que deseen conocer el sexo de su futuro bebé, pudiendo realizarse desde la semana 10 de gestación.
Para ello, estudia un marcador del cromosoma Y que está localizado en una zona no recombinante de dicho cromosoma, lo que proporciona una tasa de detección cercana al 80%-85%. Dicho marcador está presente en la sangre materna desde la semana 10 de gestación en los casos en los que el feto es masculino.
De esta forma, la presencia del marcador del cromosoma Y indicaría que el sexo fetal es masculino, mientras que si no es detectado, el sexo será femenino.